La llanura de Nínive lleva libre del Estado Islámico varios meses, pero los cristianos no vuelven
Han pasado varios meses desde la liberación de las ciudades y pueblos de la Llanura de Nínive abandonadas en 2014 por sus habitantes cristianos, que huyeron ante el avance de las milicias yihadistas del Estado Islámico. Pero a pesar de la reconquista de esa zona gracias a las fuerzas anti-yihadistas, no se ha registrado ningún flujo de retorno significativo a esa zona por parte de los cristianos, según informa Fides.
El parlamentario Yonadam Kanna, Secretario general del Movimiento democrático asirio, en una intervención emitida por los medios de comunicación locales ha probado a indicar algunas de las causas de este “no regreso”. Entre ellas, ha mencionado también la incertidumbre sobre la futura estructura político-institucional de la región, que de hecho todavía es “disputada” entre el gobierno central de Bagdad, que reivindica el control político total, y el gobierno de la región autónoma del Kurdistán iraquí, que pretende ampliar su esfera de influencia en esa zona, persiguiendo un plan de autonomía cada vez más marcado, que haga del Kurdistán iraquí el primer núcleo internacionalmente reconocido como una nación kurda independiente.
Entre las otras causas enumeradas por Kanna para justificar el no retorno de los ciudadanos cristianos - caldeos, asirios y sirios - a la Llanura de Nínive es la continua presencia en el territorio de las fuerzas militares y de los grupos armados de diferentes orígenes, en teoría unidos en la lucha común contra el Estado islámico, pero también determinados a reclamar sus prerrogativas en los territorios liberados de la milicia yihadista. Además, otra cosa que mantiene alejados de su tierra a los desplazados cristianos son los numerosos casos documentados de expropiaciones ilegales de casas y bienes inmuebles, perpetrado contra ellos por organizaciones reales y clanes con cómplices, incluso en las oficinas de la administración catastral.
Según el doctor Michael Benjamin, director del Centro Estudios Nínive, las denuncias presentadas a este respecto, incluso a las autoridades de la región autónoma del Kurdistán iraquí en los últimos años, no han producido ningún cambio: las tierras tomadas ilegalmente en diferentes zonas, ciudades y pueblos de las provincias de Dohuk y Erbil, ascienden a miles de acres. Ya el año pasado (véase Fides 14/4/2016) algunos cientos de cristianos, sirios caldeos y asirios, de la región de Nahla, en la provincia norteña iraquí de Dohuk, habían organizado una manifestación frente al Parlamento de la Región Autónoma del Kurdistán para protestar contra la expropiación ilegal de sus bienes inmobiliarios sufrida en los últimos años a manos de notables kurdos influyentes, denunciados muchas veces - hasta ahora sin éxito - ante los tribunales competentes.
En relación con el futuro de la presencia cristiana en el norte de Iraq hay que señalar la postura del jeque Abdul Mahdi Karbalai, representante oficial del ayatolá Ali al Sistani, la autoridad más alta chiíta en Iraq, que en una reciente reunión con una delegación de cristianos en Mosul ha expresado su plena disposición a frustrar cualquier intento de alterar la composición étnica y religiosa que caracterizaba la región antes de la llegada de los yihadistas del Daesh, y apoyar todas las iniciativas necesarias para favorecer el retorno de los cristianos de la Llanura de Nínive a sus hogares y sus ciudades.
El parlamentario Yonadam Kanna, Secretario general del Movimiento democrático asirio, en una intervención emitida por los medios de comunicación locales ha probado a indicar algunas de las causas de este “no regreso”. Entre ellas, ha mencionado también la incertidumbre sobre la futura estructura político-institucional de la región, que de hecho todavía es “disputada” entre el gobierno central de Bagdad, que reivindica el control político total, y el gobierno de la región autónoma del Kurdistán iraquí, que pretende ampliar su esfera de influencia en esa zona, persiguiendo un plan de autonomía cada vez más marcado, que haga del Kurdistán iraquí el primer núcleo internacionalmente reconocido como una nación kurda independiente.
Entre las otras causas enumeradas por Kanna para justificar el no retorno de los ciudadanos cristianos - caldeos, asirios y sirios - a la Llanura de Nínive es la continua presencia en el territorio de las fuerzas militares y de los grupos armados de diferentes orígenes, en teoría unidos en la lucha común contra el Estado islámico, pero también determinados a reclamar sus prerrogativas en los territorios liberados de la milicia yihadista. Además, otra cosa que mantiene alejados de su tierra a los desplazados cristianos son los numerosos casos documentados de expropiaciones ilegales de casas y bienes inmuebles, perpetrado contra ellos por organizaciones reales y clanes con cómplices, incluso en las oficinas de la administración catastral.
Según el doctor Michael Benjamin, director del Centro Estudios Nínive, las denuncias presentadas a este respecto, incluso a las autoridades de la región autónoma del Kurdistán iraquí en los últimos años, no han producido ningún cambio: las tierras tomadas ilegalmente en diferentes zonas, ciudades y pueblos de las provincias de Dohuk y Erbil, ascienden a miles de acres. Ya el año pasado (véase Fides 14/4/2016) algunos cientos de cristianos, sirios caldeos y asirios, de la región de Nahla, en la provincia norteña iraquí de Dohuk, habían organizado una manifestación frente al Parlamento de la Región Autónoma del Kurdistán para protestar contra la expropiación ilegal de sus bienes inmobiliarios sufrida en los últimos años a manos de notables kurdos influyentes, denunciados muchas veces - hasta ahora sin éxito - ante los tribunales competentes.
En relación con el futuro de la presencia cristiana en el norte de Iraq hay que señalar la postura del jeque Abdul Mahdi Karbalai, representante oficial del ayatolá Ali al Sistani, la autoridad más alta chiíta en Iraq, que en una reciente reunión con una delegación de cristianos en Mosul ha expresado su plena disposición a frustrar cualquier intento de alterar la composición étnica y religiosa que caracterizaba la región antes de la llegada de los yihadistas del Daesh, y apoyar todas las iniciativas necesarias para favorecer el retorno de los cristianos de la Llanura de Nínive a sus hogares y sus ciudades.
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