Cuatro suicidas se hacen estallar en un pueblo cristiano de Líbano: hay muertos y docenas de heridos
Una segunda serie de ataques suicidas azotó en la tarde de ayer a la pequeña ciudad de al-Qaa (zona oriental del Líbano, cerca de la frontera con Siria), causando al menos ocho heridos.
Anteriormente, poco antes del amanecer, cuatro kamikazes se habían hecho estallar por los aires en un área poblada mayormente por cristianos, causando nueve muertos –entre ellos, los cuatro perpetradores- y unos cincuenta heridos, algunos de ellos graves.
Testigos locales refieren que tres atacantes suicidas, a bordo de motocicletas, se hicieron estallar en varios puntos del centro de la ciudad. Uno de ellos se hizo explotar en un área frente a una iglesia, en tanto los otros dos lo hicieron frente a la sede municipal.
George Kettaneh, jefe de la Cruz Roja libanesa, confirma que ocho personas recibieron heridas (leves), a las que se suma la muerte de los tres perpetradores, a causa del estallido de los cinturones explosivos que portaban.
En tanto, en la periferia de la ciudad, se sucedieron enfrentamientos a fuego cruzado entre el ejército libanés y los grupos extremistas armados, que se prolongaron por varias horas.
Entrevistado en L’Orient-le Jour (LOJ) el P. Elian Nasrallah, párroco de al-Qaa, dijo que estos ataques “no lo tomaron por sorpresa”, puesto que los grupos terroristas “operan en la zona” desde hace tiempo, siendo una amenaza que ya “lleva cuatro años”.
Para el sacerdote, el objetivo de los grupos yihadistas es “expulsar a los habitantes” para así “tomar el control” de un área que hasta ahora ha sido un “ejemplo de convivencia pacífica” entre cristianos y musulmanes.
Al-Qaa es uno de tantos pueblos situados a lo largo de la frontera entre el Líbano y Siria, nación que lleva cinco años involucrada en una guerra que ya ha causado 280.000 víctimas y que ha generado una crisis humanitaria sin precedentes.
El conflicto sirio ha agudizado las tensiones confesionales en el Líbano, nación que en los últimos dos años ha sido incapaz de elegir un presidente de la República, siendo presa de una gravísima crisis política e institucional.
El ejército libanés lleva tiempo librando una luchaabierta contra las facciones yihadistas que operan a lo largo de la frontera, y está tratando de reprimir las células locales que operan en el área.
La nueva ola de violencia preocupa también al patriarca maronita, el cardenal Beshara Rai, que llama al país a conservar la unidad frente a los atentados que han embestido a la pequeña ciudad cristiana de al-Qaa, provocando muertos y heridos. Hace un llamamiento a las autoridades, para que intervengan con decisiones a fin de “evitar más tragedias” a la nación.
Ocupado en un viaje pastoral por los Estados Unidos, el purpurado expresó su “gran dolor por los ataques con bombas” en la “querida ciudad de al-Qaa”. “Es una ciudad de paz, amor y coexistencia –agregó- y sus hijos han salvado, una vez más, la vida de muchas personas inocentes”.
Invitando a los ciudadanos a retomar el ideal de “unidad
nacional y solidaridad” para hacer frente a los desafíos que plantean el terrorismo y los ataques contra el Líbano, el patriarca maronita pide a los responsables del gobierno “asumir sus responsabilidades ante la mirada de la nación, para evitar así nuevas tragedias”.
Por último, mostró su aprobación para con el ejército y las fuerzas de seguridad, para quienes pide “el máximo apoyo, a todo nivel”.
Anteriormente, poco antes del amanecer, cuatro kamikazes se habían hecho estallar por los aires en un área poblada mayormente por cristianos, causando nueve muertos –entre ellos, los cuatro perpetradores- y unos cincuenta heridos, algunos de ellos graves.
Testigos locales refieren que tres atacantes suicidas, a bordo de motocicletas, se hicieron estallar en varios puntos del centro de la ciudad. Uno de ellos se hizo explotar en un área frente a una iglesia, en tanto los otros dos lo hicieron frente a la sede municipal.
George Kettaneh, jefe de la Cruz Roja libanesa, confirma que ocho personas recibieron heridas (leves), a las que se suma la muerte de los tres perpetradores, a causa del estallido de los cinturones explosivos que portaban.
En tanto, en la periferia de la ciudad, se sucedieron enfrentamientos a fuego cruzado entre el ejército libanés y los grupos extremistas armados, que se prolongaron por varias horas.
Entrevistado en L’Orient-le Jour (LOJ) el P. Elian Nasrallah, párroco de al-Qaa, dijo que estos ataques “no lo tomaron por sorpresa”, puesto que los grupos terroristas “operan en la zona” desde hace tiempo, siendo una amenaza que ya “lleva cuatro años”.
Para el sacerdote, el objetivo de los grupos yihadistas es “expulsar a los habitantes” para así “tomar el control” de un área que hasta ahora ha sido un “ejemplo de convivencia pacífica” entre cristianos y musulmanes.
Al-Qaa es uno de tantos pueblos situados a lo largo de la frontera entre el Líbano y Siria, nación que lleva cinco años involucrada en una guerra que ya ha causado 280.000 víctimas y que ha generado una crisis humanitaria sin precedentes.
El conflicto sirio ha agudizado las tensiones confesionales en el Líbano, nación que en los últimos dos años ha sido incapaz de elegir un presidente de la República, siendo presa de una gravísima crisis política e institucional.
El ejército libanés lleva tiempo librando una luchaabierta contra las facciones yihadistas que operan a lo largo de la frontera, y está tratando de reprimir las células locales que operan en el área.
La nueva ola de violencia preocupa también al patriarca maronita, el cardenal Beshara Rai, que llama al país a conservar la unidad frente a los atentados que han embestido a la pequeña ciudad cristiana de al-Qaa, provocando muertos y heridos. Hace un llamamiento a las autoridades, para que intervengan con decisiones a fin de “evitar más tragedias” a la nación.
Ocupado en un viaje pastoral por los Estados Unidos, el purpurado expresó su “gran dolor por los ataques con bombas” en la “querida ciudad de al-Qaa”. “Es una ciudad de paz, amor y coexistencia –agregó- y sus hijos han salvado, una vez más, la vida de muchas personas inocentes”.
Invitando a los ciudadanos a retomar el ideal de “unidad
nacional y solidaridad” para hacer frente a los desafíos que plantean el terrorismo y los ataques contra el Líbano, el patriarca maronita pide a los responsables del gobierno “asumir sus responsabilidades ante la mirada de la nación, para evitar así nuevas tragedias”.
Por último, mostró su aprobación para con el ejército y las fuerzas de seguridad, para quienes pide “el máximo apoyo, a todo nivel”.
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