Sábado, 02 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La desgarradora carta del obispo de Erbil: «Nos odian porque persistimos en vivir como cristianos»

Fides / ReL

Refugiados iraquíes en una de las parroquias de Erbil, en el Kurdistán
Refugiados iraquíes en una de las parroquias de Erbil, en el Kurdistán
Fides ha recibido de la Congregación del Santísimo Redentor el testimonio de su Excelencia monseñor Bashar Matti Warda, C.Ss.R., Arzobispo de Erbil (Iraq) sobre la terrible situación que la Iglesia vive en esta parte del mundo.

Aquí el texto completo enviado a la Agencia Fides:

Para la Iglesia caldea, y nuestras iglesias hermanas de Oriente, la persecución a nuestra comunidad está sufriendo in modo doloroso y grave. Personalmente estamos afectados por la necesidad y por la realidad de que nuestra vibrante vida de la iglesia se está disolviendo delante de nuestros ojos.

La inmigración masiva que ahora está ocurriendo deja a mi iglesia mucho más débil. Esta es una realidad profundamente triste. Nosotros, que somos parte de la jerarquía de la iglesia vivimos a menudo la tentación de animar a nuestros feligreses para quedarse, y mantener viva la presencia de Cristo en esta tierra especial. Pero realmente yo y mis hermanos obispos y sacerdotes no podemos hacer más que aconsejar a las madres y padres jóvenes a tomar todas las consideraciones necesarias en cuenta y orar mucho antes de tomar una trascendental, y tal vez peligrosa, decisión.

La Iglesia no es capaz de ofrecer y garantizar la seguridad fundamental que sus miembros necesitan para prosperar. No es ningún secreto que el odio de las minorías se ha intensificado en algunos sectores en los últimos años. Es difícil entender este odio. Somos odiados porque persistimos en querer vivir como cristianos. En otras palabras, somos odiados porque insistimos en exigir un derecho humano fundamental.
Hay, pues, dos cosas que nosotros, como iglesia podemos hacer: la primera es orar por todos los refugiados de todo el mundo y en Irak. La segunda es utilizar las relaciones y redes que compartimos como parte de la Iglesia de Cristo como un púlpito para crear conciencia sobre el verdadero riesgo para nuestra supervivencia como pueblo. No puedo dejar de repetir hasta el cansancio que nuestro bienestar, como una comunidad histórica, ya no está en nuestras manos. El futuro llegará, sea uno u otro, y para nosotros esto significa esperar a ver qué tipo de ayuda (militar, ayuda humanitaria) llegará.

Hasta el momento, más de 5.000 familias han abandonado el país desde el verano de 2014. Algunos han sido recibidos en Europa, en los Estados Unidos, o Australia, pero muchas de esas familias están simplemente esperando a que su número sea llamado. Ellos están en Jordania, el Líbano y Turquía, y su futuro está en la espera que aún no llega.

A través del apoyo de la gente buena hemos buscado durante esta crisis aliviar las necesidades de nuestras familias de desplazados y les proporcionamos las necesidades básicas de subsistencia que hemos conseguido para ellos. Hemos hecho refugios en los jardines de las iglesia y en los salones, en las aulas de catequesis, en las escuelas públicas, en carpas, hasta en edificios incompletos, y en casas alquiladas, donde hemos tenido que acomodar algunas veces hasta 20 o 30 personas por cada casa.

Al darnos cuenta que la crisis va a tomar mucho tiempo, y como el invierno se acercaba, tomamos medidas rápidas para arrendar casas para los refugiados en diferentes secciones de la provincia de Erbil para dar cabida a 2.000 familias y para poder conformar 1.700 caravanas. Ahora, nuestros grupos cristianos están al menos una vivienda semi-permanente. Esto está lejos de ser el ideal, pero sin duda una mejora que en las tiendas originales y edificios semi-destruídos que había sido lo mejor que podíamos haber conseguido para muchos.

También hemos abierto dos centros médicos para ofrecer servicios clínicos gratuitos a la comunidad de refugiados. Las Hermanas del Sagrado Corazón de la India, dirigen la clínica de San José, con la asistencia de 12 médicos jóvenes que se están formando como voluntarios para ofrecer servicios médicos, especialmente a los que sufren de enfermedades crónicas. La clínica atiende a unos 2.000 pacientes, proporcionándoles medicamentos a un costo mensual de 42.000 dólares.

En la actualidad estamos rehabilitando un edificio como estructura para adaptarlo como un hospital de maternidad y cuidado infantil. También hemos abierto un centro de asistencia psicologica para responder a las necesidades de muchos que han sido marcados profundamente por la crisis.

Sobre la base de nuestra convicción de que el analfabetismo y la ignorancia son los enemigos más peligrosos de largo plazo al que nos enfrentamos aquí en el Medio Oriente, y empujados por un deseo de curar las heridas de los corazones y las almas de nuestros fieles, hemos estado trabajando para ayudar a nuestros estudiantes en sus estudios.

A través del apoyo de un número de agencias, hemos sido capaces de construir 8 escuelas para dar cabida a 8.700 estudiantes de edad entre los 16 y 18 años. También hemos puesto en marcha la construcción de una Universidad Católica en Erbil, y hemos recibido un grande apoyo de la Conferencia Episcopal italiana para ayudar a nuestros estudiantes, en especial en la educación superior. Esto, también, es un esfuerzo para convertir o desplazar a la maldad de ISIS y otros. La oportunidad de una educación como la ofrece la CUE hubiera sido imposible en Mosul – para los cristianos o musulmanes.

En Erbil, CUE está abierta a todos, independientemente de la religión. El CUE es un acto de fe y esperanza de que da testimonio de nuestro amor por Cristo. Y porque queremos preparar a los líderes para el futuro, se trata de abrir las puertas de la universidad para los musulmanes y para que se sepa quiénes somos, cuál es nuestra fe es como, y lo que es nuestro amor por Cristo y el suyo para nosotros que somos sus hijos e hijas.

Todos nosotros tenemos la responsabilidad de ayudarlos – a través de nuestras oraciones personales y sacrificios primero – y luego a través de una campaña de sensibilización de la comunidad internacional acerca de la condición frágil de nuestras comunidades cristianas en Irak.

Estamos agradecidos por la ayuda prestada por las iglesias, congregaciones, y en modo especial por nuestra querida congregación del Santísimo Redentor.

Arzobispo Bashar Warda CSsR
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