Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Un país sin integrismo hace 2 años hoy fabrica yihadistas

La yihad llega a sitios insólitos como Camerún con 3 pilares: pobreza, fanatismo y ganas de venganza

Los yihadistas de Boko Haram ya eran fuertes en Nigeria... ahora abren una sección en Camerún, con jóvenes del lugar, en un país antes sin extremistas
Los yihadistas de Boko Haram ya eran fuertes en Nigeria... ahora abren una sección en Camerún, con jóvenes del lugar, en un país antes sin extremistas

Piero Gheddo/AsiaNews

Pobreza, fanatismo y ganas de venganza: así es como un observador extranjero, que vive desde hace años en el Norte de Camerún, ha explicado a las autoridades del país, cómo el grupo yihadista Boko Haram se difunde entre los jóvenes de Camerún del Norte.

También señala como decisivos los riquísimos países y emiratos del Golfo (por el petróleo), que financian en todo el mundo el extremismo islámico, conocido con varias siglas y asociaciones.

Camerún: hace 3 años no tenía extremistas
En Occidente no se entiende por qué tantos jóvenes se unen a los guerrilleros y terroristas islámicos. En el Norte de Camerún, con una buena minoría islámica y una mayoría animista y cristiana, hasta hace 2 o 3 años atrás, no habíamos tenido un islam extremista y violento, ya presente en la vecina Nigeria.

"Cuando también en nuestro país se sucedieron acciones de terrorismo y violencia, estábamos convencidos de que eran fanáticos nigerianos, descontentos por la situación de su país, que venían a Camerún para juntar los rescates de los fructíferos secuestros de occidentales. No es así", explica esta fuente.

Hoy queda claro para todos que son en su mayoría jóvenes cameruneses del Norte que se unen al movimiento de Boko Haram, que no es un ejército con una única jerarquía sino que está formado por diversos grupos los cuales, si bien se refieren a una visión extremista del islam, tienen una total autonomía decisional y organizativa.

Por esto las acciones terroristas son diversas una de la otra, también al interior de Nigeria o en la frontera con Camerún.

"Nos dimos cuenta que los grupos de Boko Haram (que son muchos) se adecúan a las disposiciones restrictivas de los gobiernos de Camerún, Nigeria y Chad, después del reciente encuentro consultivo de París", añade el analista citado por AsiaNews.

No van sólo contra los occidentales
Primera novedad: no son sólo los occidentales los que están en la mira de los islamistas, sino las personalidades locales, influyentes en la política o en la economía. Lo prueba el asalto en Kolofata, en la provincia de Mayo Sava, en la casa del vice Primer ministro Amadu Alí, y el rapto de su mujer Agnese, una cristiana originaria del sur de Camerún, hasta hoy tenida como rehén por los terroristas. Esto ha provocado mucha angustia en todo el país, porque los asaltantes se presentaron en pleno día, con una camioneta usada normalmente por las fuerzas del orden, vestidos con uniformes del ejército camerunés.

Segunda novedad: la opinión pública camerunesa se dio cuenta de que el terrorismo de Boko Haram no es nigeriano, sino que está constituido y sostenido por jóvenes cameruneses y bien enraizado en el tejido social del país. Para muchos es cómodo considerar que se lo coloque en las regiones septentrionales del Norte y Extremo Norte, pero el temor de la administración pública es que se haya extendido, si bien en forma latente, en todo el país, hasta en la capital Yaoundé.

Después, la tercera novedad da más miedo a las autoridades y a la opinión pública camerunés: las noticias sobre el reclutamiento en acto de jóvenes de las regiones septentrionales para la "guerra santa" del islam. De las informaciones oficiosas que circulan a nivel de autoridades, parece que más de 5.000 jóvenes ya "partieron" de la región de los altiplanos de Adamawa, para alistarse con Boko Haram.

Por otro lado, algunos de estos jóvenes llamaron por teléfono a sus familias, donde les explicaban el motivo de sus partidas con el deseo de adherirse a un islam más radical y potente.

El temor de los cristianos
Si de un lado, esto significa que el lugar de enrolamiento es el ambiente juvenil musulmán, por el otro lado habría que preguntarse sobre cuánto durará todavía y realmente la cohabitación pacífica entre las diversas etnias y religiones. Los cristianos comienzan a temer un guerra santa que los persiga, hasta que los echen de sus poblados.

El espectro de la situación de Medio oriente y del África sub-sahariana incumbe en esta región que siempre fue un ejemplo de convivencia y colaboración entre las diversas etnias y religiones.

La visión de Boko Haram
Una de las bases ideológicas de Boko Haram es el rechazo de todo lo que no esté conforme a la ley coránica, interpretada en sentido muy radical, hasta pretender crear Estados, o Sultanatos, de solo creyentes de la única y verdadera fe islámica.

Esta visión extremista, puede ciertamente atraer a los jóvenes que están descontentos de la gestión actual de los bienes públicos, donde la corrupción y el clientelismo crean privilegios para pocas personas, y dejan a la gran parte de la población, sobre todo a los jóvenes, sin prospectivas de trabajo y de una mejoría real de vida.

La falta de prospectivas empuja a muchos jóvenes a acercarse a quien propone una revolución en nombre de la "fe en el verdadero islam", acompañada por una real propuesta de compromiso, por el cual se obtiene también una recompensa monetaria que no deja indiferente.

Al joven yihadista le darán al mes 180.000 francos (unos 300 euros) que corresponde a un sueldo de un funcionario gubernamental, con una buena carrera en sus espaldas. Si se piensa que un albañil gana, cuando está bien pagado, uno 60.000 francos (o sea un tercio de cuánto le ofrece Boko Haram), se puede entender la atracción de una propuesta económica de este tipo.

Para alimentar a la propia familia, que será protegida por la organización islámica, se puede hacer esto y mucho más.

La única condición es que no hay vuelta atrás. Quien piense en volver atrás será literalmente degollado, y servirá de ejemplo para los otros.

La psicología de llevar armas
Además, está la motivación psicológica de poder manejar armas, o sea tener un poco de poder, que hasta ahora los jóvenes estaban obligados sólo a sufrir por parte de los policías o gendarmes.

Con un arma en las manos uno se ilusiona que puede combatir a "los opresores occidentales", y poder cambiar la propia prospectiva de vida, tanto más si sostenida por una ideología religiosa que promete la salvación eterna.
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