La tragedia silenciosa
¿Esclavos? Mejor niños, no conocen la libertad: valen 300 € y los rescatan trinitarios españoles
El padre Antonio Aurelio Fernández explica cómo funciona el mercado de seres humanos en Sudán y otras zonas de África.
¿Esclavitud? ¿Rescate de esclavos gracias a la intervención de una orden religiosa? No son historias de hace siglos: están sucediendo mientras leemos este artículo. Es lo que le ha contado a Luis Antequera, colaborador de ReL, el padre trinitario Antonio Aurelio Fernández, quien ha estado en España contando su experiencia misionera.
"Durante veinte años ha existido un comercio muy amplio, no sólo en Sudán, sino que había muchos sudaneses que se vendían en Arabia Saudita, en Libia, en Chad, en países cercanos a Sudán, un comercio muy floreciente. Se sabía pero se miraba hacia otro lado", explica el religioso. Añade que las cosas han mejorado algo, pero "siguen existiendo esclavos y hay que liberarlos".
En Jartún, trinitarios y mercedarios construyeron una casa conjunta donde viven 166 niños liberados de la esclavitud, muchos de ellos con su padre muerto en la guerra y su madre vendida en un lugar diferente: "Los acogemos para que por lo menos puedan labrarse un futuro".
El comercio de esclavos se centra especialmente en los niños, comenta el padre Fernández: "Aunque es una inversión a largo plazo, cuando coges un niño pequeño lo educas para ser esclavo, y el niño se convence de que ha nacido para ser esclavo". Quien ha conocido la libertad siempre plantea más problemas.
El precio por el que se compra un niño-esclavo puede estar en torno a 300 euros. Encontrarlos para rescatarlos puede ser difícil, aunque a veces salta a la vista, en casas árabes donde destacan dos o tres niños negros. Y en ocasiones ha exigido entrar clandestinamente en el país en avioneta hasta alcanzar al esclavista y sus cien o doscientos pequeños: "Nosotros siempre hemos comprado el grupo" para abaratar el precio y "conseguir rescatar a todos", cuenta el sacerdote.
Pinche aquí para leer la entrevista completa en el blog de Luis Antequera.
"Durante veinte años ha existido un comercio muy amplio, no sólo en Sudán, sino que había muchos sudaneses que se vendían en Arabia Saudita, en Libia, en Chad, en países cercanos a Sudán, un comercio muy floreciente. Se sabía pero se miraba hacia otro lado", explica el religioso. Añade que las cosas han mejorado algo, pero "siguen existiendo esclavos y hay que liberarlos".
En Jartún, trinitarios y mercedarios construyeron una casa conjunta donde viven 166 niños liberados de la esclavitud, muchos de ellos con su padre muerto en la guerra y su madre vendida en un lugar diferente: "Los acogemos para que por lo menos puedan labrarse un futuro".
El comercio de esclavos se centra especialmente en los niños, comenta el padre Fernández: "Aunque es una inversión a largo plazo, cuando coges un niño pequeño lo educas para ser esclavo, y el niño se convence de que ha nacido para ser esclavo". Quien ha conocido la libertad siempre plantea más problemas.
El precio por el que se compra un niño-esclavo puede estar en torno a 300 euros. Encontrarlos para rescatarlos puede ser difícil, aunque a veces salta a la vista, en casas árabes donde destacan dos o tres niños negros. Y en ocasiones ha exigido entrar clandestinamente en el país en avioneta hasta alcanzar al esclavista y sus cien o doscientos pequeños: "Nosotros siempre hemos comprado el grupo" para abaratar el precio y "conseguir rescatar a todos", cuenta el sacerdote.
Pinche aquí para leer la entrevista completa en el blog de Luis Antequera.
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