Desapareció acompañado por funcionarios
El gobierno chino sigue responder sobre el paradero del nuevo obispo auxiliar de Shanghai
Tras su declaración pública de abandono de la Asociación Patriótica
El 11 de julio, por medio de un comunicado situado en los sitios internet de la Asociación Patriótica de los católicos chinos y de la Conferencia de los obispos “oficiales” de China, las instancias que controlan la parte “oficial” de la Iglesia en China han anunciado que se ha abierto una investigación sobre la ordenación, el 7 de julio último, del obispo auxiliar de Shanghai, monseñor Ma Daqin.
Según estas instancias –informa la agencia Eglises d´Asie--, la ceremonia de ordenación episcopal, que tuvo lugar el sábado pasado en la catedral de Shanghai, está bajo “sospecha de haber infringido gravemente las reglas de la Conferencia episcopal de China a propósito de la ordenación de obispos”.
Informaciones provenientes de Shanghai precisan que los obispos que estaban presentes en la catedral el 7 de julio son objeto de la investigación; cinco de estos seis obispos han sido convocados a Pekín para ser interrogados.
El sábado 7 de julio, en la catedral de Zikawei, estaban presentes seis obispos. Como estipula el derecho de la Iglesia, tres obispos ordenaron a obispo al padre Ma Daqin, a saber el obispo “oficial” de Shanghai, monseñor Jin Luxian, que oficiaba como consagrante; estaba asistido por dos co-consagrantes, monseñor Xu Honggen y monseñor Shen Bin. Otros tres obispos estaban en la catedral, los monseñores: Cai Bingrui, Li Suguang y Zhan Silu. De los seis, solo este último no está en comunión con Roma.
Sin dudar, el objeto de la investigación abierta por las instancias “oficiales” de la Iglesia será sobre el hecho de que en la ceremonia de ordenación, monseñor Ma Daqin, de manera totalmente inédita, declaró públicamente que, deseoso de consagrarse enteramente a su nueva misión episcopal, dimitía de todas las funciones que ocupaba hasta entonces en la Asociación Patriótica. Por este gesto, largamente aplaudido por los 1.200 fieles presentes en la catedral, el nuevo obispo auxiliar de Shanghai significaba sin ambigüedad su voluntad de inscribir su episcopado en la comunión con la Iglesia universal y su rechazo a pertenecer a una asociación contraria a la doctrina católica, como lo ha recordado Roma varias veces.
El grado de libertad física del que goza hoy monseñor Ma Daqin es incierto. El 7 de julio, poco después de la ceremonia de ordenación, monseñor Ma había sido conducido por un grupo no identificado de personas. Al día siguiente, su ausencia en la misa de acción de gracias sembró la inquietud entre los católicos de Shanghai, lanzando rumores en cuanto a un eventual arresto o una colocación en residencia vigilada en el gran seminario de Sheshan, cerca de Shanghai. Una información no firmada situada el 11 de julio en el sitio internet de la diócesis de Shanghai no ha calmado estos rumores, al contrario. Se puede leer la frase siguiente: “Los rumores a propósito de una colocación en detención o en residencia vigilada de Ma Daqin o bien sobre el hecho de que ha desaparecido no son más que rumores”. El que monseñor Ma Daqin sea así llamado sin que se haga mención a su título de obispo se suma a las especulaciones.
Según observadores de la Iglesia en China, las autoridades chinas no habrían anticipado la declaración de monseñor Ma del 7 de julio y buscarían hoy la respuesta a aportar a ella. En Pekín, los dirigentes del Frente unido, la instancia que supervisa otras organizaciones distintas del Partido comunista, ha convocado a los presidentes de la Asociación Patriótica y de la Conferencia episcopal “oficial”. El único punto de certidumbre, subraya en Hong Kong un observador es que la toma de posición de monseñor Ma Daqin es para ellos “inaceptable”.
En Hong Kong, este 11 de julio, la Comisión Justicia y Paz de la diócesis católica de Hong Kong organizó una manifestación de apoyo a monseñor Ma Daqin. Una veintena de católicos se reunieron ante la Oficina de relación del gobierno central chino, la antena de Pekín en Hong Kong. El cardenal Zen Ze-kiun, obispo emérito de Hong Kong, se unió a ellos, llevando una pancarta denunciando las presiones de las autoridades chinas sobre el obispo auxiliar de Shanghai. Monseñor Ma Daqin fue alumno del cardenal Zen entre 1989 y 1996, del tiempo donde este último enseñaba en Sheshan (fecha en la que el padre Zen fue nombrado obispo coadjutor de Hong Kong). “Conocemos la situación en China, declaró el cardenal a la agencia Ucanews. No hay que decir que a esta hora la presión ejercida sobre la diócesis de Shanghai debe ser muy fuerte”.
Para Or Yan-yan, miembro de la Comisión Justicia y Paz, las restricciones de movimiento impuestas a monseñor Ma Daqin en Sehshan equivalen a una “puesta en residencia vigilada”. Según ella, no se puede sino dudar del SMS enviado el 8 de julio por la tarde por monseñor Ma a algunos sacerdotes de Shanghai (donde decía haberse retirado a Sheshan para un tiempo de descanso y de retiro personal). “No tiene sentido verle precipitarse a un retiro cuando estaba previsto desde hacía tiempo que debía presidir una misa de acción de gracias, el domingo, su primera misa como obispo”, precisó.
Según estas instancias –informa la agencia Eglises d´Asie--, la ceremonia de ordenación episcopal, que tuvo lugar el sábado pasado en la catedral de Shanghai, está bajo “sospecha de haber infringido gravemente las reglas de la Conferencia episcopal de China a propósito de la ordenación de obispos”.
Informaciones provenientes de Shanghai precisan que los obispos que estaban presentes en la catedral el 7 de julio son objeto de la investigación; cinco de estos seis obispos han sido convocados a Pekín para ser interrogados.
El sábado 7 de julio, en la catedral de Zikawei, estaban presentes seis obispos. Como estipula el derecho de la Iglesia, tres obispos ordenaron a obispo al padre Ma Daqin, a saber el obispo “oficial” de Shanghai, monseñor Jin Luxian, que oficiaba como consagrante; estaba asistido por dos co-consagrantes, monseñor Xu Honggen y monseñor Shen Bin. Otros tres obispos estaban en la catedral, los monseñores: Cai Bingrui, Li Suguang y Zhan Silu. De los seis, solo este último no está en comunión con Roma.
Sin dudar, el objeto de la investigación abierta por las instancias “oficiales” de la Iglesia será sobre el hecho de que en la ceremonia de ordenación, monseñor Ma Daqin, de manera totalmente inédita, declaró públicamente que, deseoso de consagrarse enteramente a su nueva misión episcopal, dimitía de todas las funciones que ocupaba hasta entonces en la Asociación Patriótica. Por este gesto, largamente aplaudido por los 1.200 fieles presentes en la catedral, el nuevo obispo auxiliar de Shanghai significaba sin ambigüedad su voluntad de inscribir su episcopado en la comunión con la Iglesia universal y su rechazo a pertenecer a una asociación contraria a la doctrina católica, como lo ha recordado Roma varias veces.
El grado de libertad física del que goza hoy monseñor Ma Daqin es incierto. El 7 de julio, poco después de la ceremonia de ordenación, monseñor Ma había sido conducido por un grupo no identificado de personas. Al día siguiente, su ausencia en la misa de acción de gracias sembró la inquietud entre los católicos de Shanghai, lanzando rumores en cuanto a un eventual arresto o una colocación en residencia vigilada en el gran seminario de Sheshan, cerca de Shanghai. Una información no firmada situada el 11 de julio en el sitio internet de la diócesis de Shanghai no ha calmado estos rumores, al contrario. Se puede leer la frase siguiente: “Los rumores a propósito de una colocación en detención o en residencia vigilada de Ma Daqin o bien sobre el hecho de que ha desaparecido no son más que rumores”. El que monseñor Ma Daqin sea así llamado sin que se haga mención a su título de obispo se suma a las especulaciones.
Según observadores de la Iglesia en China, las autoridades chinas no habrían anticipado la declaración de monseñor Ma del 7 de julio y buscarían hoy la respuesta a aportar a ella. En Pekín, los dirigentes del Frente unido, la instancia que supervisa otras organizaciones distintas del Partido comunista, ha convocado a los presidentes de la Asociación Patriótica y de la Conferencia episcopal “oficial”. El único punto de certidumbre, subraya en Hong Kong un observador es que la toma de posición de monseñor Ma Daqin es para ellos “inaceptable”.
En Hong Kong, este 11 de julio, la Comisión Justicia y Paz de la diócesis católica de Hong Kong organizó una manifestación de apoyo a monseñor Ma Daqin. Una veintena de católicos se reunieron ante la Oficina de relación del gobierno central chino, la antena de Pekín en Hong Kong. El cardenal Zen Ze-kiun, obispo emérito de Hong Kong, se unió a ellos, llevando una pancarta denunciando las presiones de las autoridades chinas sobre el obispo auxiliar de Shanghai. Monseñor Ma Daqin fue alumno del cardenal Zen entre 1989 y 1996, del tiempo donde este último enseñaba en Sheshan (fecha en la que el padre Zen fue nombrado obispo coadjutor de Hong Kong). “Conocemos la situación en China, declaró el cardenal a la agencia Ucanews. No hay que decir que a esta hora la presión ejercida sobre la diócesis de Shanghai debe ser muy fuerte”.
Para Or Yan-yan, miembro de la Comisión Justicia y Paz, las restricciones de movimiento impuestas a monseñor Ma Daqin en Sehshan equivalen a una “puesta en residencia vigilada”. Según ella, no se puede sino dudar del SMS enviado el 8 de julio por la tarde por monseñor Ma a algunos sacerdotes de Shanghai (donde decía haberse retirado a Sheshan para un tiempo de descanso y de retiro personal). “No tiene sentido verle precipitarse a un retiro cuando estaba previsto desde hacía tiempo que debía presidir una misa de acción de gracias, el domingo, su primera misa como obispo”, precisó.
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