Los chiítas niegan su pertenencia a la familia real
Un príncipe real de Kuwait no teme ser asesinado ni ejecutado por convertirse al cristianismo
En un archivo de audio publicado en un canal de televisión satelital cristiano, el príncipe Abdullah al-Sabah proclama su fe en Jesucristo.
Un príncipe real de Kuwait se habría convertido en creyente en Jesucristo y, en un archivo de audio publicado con su nombre, afirma que será asesinado a causa de una grabación que ha hecho, en la que habla de su conversión; cree firmemente que se encontrará con Jesucristo cara a cara. La noticia proviene de fuentes mediorientales, según las cuales al-Haqiqa, un canal de televisión satelital cristiano en árabe, que transmite programas religiosos cristianos, puso en circulación un archivo de audio atribuido a un príncipe de Kuwait identificado como Abdullah al-Sabah. Los al-Sabah son la familia reinante en el pequeño Estado, muy rico de petróleo. Y el nombre de Abdullah (siervo de Dios) es un nombre que aparece con frecuencia en el árbol genealógico de la familia de los emires.
Abdullah, en su archivo de audio, declaró: «En primer lugar, estoy totalmente de acuerdo con la difusión de este archivo de audio, y declaro que si me asesinan a causa de esta grabación, iré con Jesucristo y estaré con él por toda la eternidad», demostrando saber cuál es, según la doctrina cristiana, el destino de un mártir de la fe. El canal de televisión afirmó que Abdullah forma parte de la familia reinante, y que recientemente renunció a la fe en el islam y se convirtió al cristianismo, sin especificar, sin embargo, a qué confesión en particular. El príncipe agregó, después de haber declarado su nombre y apellido: «Soy feliz de lo que sea que puedan hacerme, porque la verdad de la Biblia me ha guiado en el camino correcto».
En el archivo de audio, Abdullah habla de los grupos islámicos que están ganando las elecciones en Egipto, y declara: «Las comunidades islámicas siempre han querido ir al ataque en diferentes partes del mundo, pero Dios ha protegido al mundo, y aún lo protege. Esta es la razón por la que recientemente hemos visto aparecer el desacuerdo entre diferentes grupos islámicos que ahora están combatiendo entre sí. Y se dividirán aún más en ulteriores fracciones».
Mohabat News, un sitio iraní cristiano que sigue con atención la situación de las minorías cristianas en Oriente Medio, y que ha monitorizado la declaración de Abdullah, afirma que esta noticia ha hecho brevemente su aparición en las listas de agencias en árabe, y también en la agencia de Estado iraní. Algunos sitios web independientes de orientación chiita han, sin embargo, tomado posición contra la noticia, y han citado a otro príncipe kuwaití, Azbi al-Sabah, que declaró: «No hay nadie con este nombre en la familia real kuwaití». Y, de hecho, el nombre de Abdullah no aparece en la lista de los quince miembros de la familia real que detentan el poder en el pequeño, riquísimo país, bajo varias formas: desde el jeque hasta la princesa Nijirah al-Sabah, que dio testimonio en el Congreso estadounidense bajo el nombre de «Nurse Nariyah» sobre la situación humanitaria en el país después de la invasión por parte del Iraq de Sadam Hussein y antes de la guerra del Golfo. Pero no se excluye que entre las ramas colaterales se esconda, tal vez con el nombre anunciado, la convertida excelencia.
En Kuwait, la población es de amplia mayoría musulmana (solo el 4 % de la población es cristiana) y la constitución del Estado afirma: «El islam es la religión oficial en el país y la sharia es la fuente principal para la legislación».
Como es sabido, el problema de la conversión del islam a otras religiones es un nudo constante en las relaciones entre los seguidores del Profeta y las demás fes. Y es un problema muy grave en todos los países de mayoría islámica, incluso en aquellos que en apariencia se encuentran más socialmente avanzados. Siempre ha sido un problema; sin embargo, en los últimos años, la sensibilidad de la religión mayoritaria se ha agudizado como consecuencia de una mayor actividad propositiva por parte no tanto de las religiones cristianas tradicionales, desde siempre acostumbradas a los límites infranquables de la convivencia con los musulmanes, sino de las expresiones de fe protestante.
Fes, estas últimas, que están obteniendo, según parece, grandes éxitos, además de en Kuwait —es probable que el misterioso príncipe pueda ser un adepto suyo— también en naciones ciertamente muy sospechosas, como el Irán teocrático de los ayatolás.
Después de que Heidar Moslehi, ministro de Inteligencia iraní, pidiera a los seminarios islámicos que se pusieran en acción para impedir la difusión del cristianismo, un alto personaje religioso declaró que el cristianismo de los evangélicos constituye la organización de inteligencia y de seguridad más tremenda del mundo. La declaración, según parece, apareció en una agencia de prensa cercana a los guardianes de la revolución.
En una conferencia sobre «Los cultos New Age» que tuvo lugar en Varamin, una zona al sur de Teherán, Akhonfd Mohsen Alizadeh, declaró: «No deberíamos permitir a estos cultos que pongan en discusión la jurisprudencia islámica bajo la cobertura del misticismo». Y agregó: «Dicen a los jóvenes que Dios es terrible y rabioso en el islam, pero que es amor en el cristianismo». Y los predicadores cristianos responden a las preguntas y a las dudas de los jóvenes para su interés, para atraerlos. Toda una serie de señales parecen indicar, de todos modos, que el cristianismo no tradicional —en Irán hay católicos y ortodoxos, y una fuerte comunidad armenia— se está difundiendo; la prensa de régimen habló recientemente al respecto con tono preocupado, y se multiplican los episodios de represión y de condena por conversión.
Abdullah, en su archivo de audio, declaró: «En primer lugar, estoy totalmente de acuerdo con la difusión de este archivo de audio, y declaro que si me asesinan a causa de esta grabación, iré con Jesucristo y estaré con él por toda la eternidad», demostrando saber cuál es, según la doctrina cristiana, el destino de un mártir de la fe. El canal de televisión afirmó que Abdullah forma parte de la familia reinante, y que recientemente renunció a la fe en el islam y se convirtió al cristianismo, sin especificar, sin embargo, a qué confesión en particular. El príncipe agregó, después de haber declarado su nombre y apellido: «Soy feliz de lo que sea que puedan hacerme, porque la verdad de la Biblia me ha guiado en el camino correcto».
En el archivo de audio, Abdullah habla de los grupos islámicos que están ganando las elecciones en Egipto, y declara: «Las comunidades islámicas siempre han querido ir al ataque en diferentes partes del mundo, pero Dios ha protegido al mundo, y aún lo protege. Esta es la razón por la que recientemente hemos visto aparecer el desacuerdo entre diferentes grupos islámicos que ahora están combatiendo entre sí. Y se dividirán aún más en ulteriores fracciones».
Mohabat News, un sitio iraní cristiano que sigue con atención la situación de las minorías cristianas en Oriente Medio, y que ha monitorizado la declaración de Abdullah, afirma que esta noticia ha hecho brevemente su aparición en las listas de agencias en árabe, y también en la agencia de Estado iraní. Algunos sitios web independientes de orientación chiita han, sin embargo, tomado posición contra la noticia, y han citado a otro príncipe kuwaití, Azbi al-Sabah, que declaró: «No hay nadie con este nombre en la familia real kuwaití». Y, de hecho, el nombre de Abdullah no aparece en la lista de los quince miembros de la familia real que detentan el poder en el pequeño, riquísimo país, bajo varias formas: desde el jeque hasta la princesa Nijirah al-Sabah, que dio testimonio en el Congreso estadounidense bajo el nombre de «Nurse Nariyah» sobre la situación humanitaria en el país después de la invasión por parte del Iraq de Sadam Hussein y antes de la guerra del Golfo. Pero no se excluye que entre las ramas colaterales se esconda, tal vez con el nombre anunciado, la convertida excelencia.
En Kuwait, la población es de amplia mayoría musulmana (solo el 4 % de la población es cristiana) y la constitución del Estado afirma: «El islam es la religión oficial en el país y la sharia es la fuente principal para la legislación».
Como es sabido, el problema de la conversión del islam a otras religiones es un nudo constante en las relaciones entre los seguidores del Profeta y las demás fes. Y es un problema muy grave en todos los países de mayoría islámica, incluso en aquellos que en apariencia se encuentran más socialmente avanzados. Siempre ha sido un problema; sin embargo, en los últimos años, la sensibilidad de la religión mayoritaria se ha agudizado como consecuencia de una mayor actividad propositiva por parte no tanto de las religiones cristianas tradicionales, desde siempre acostumbradas a los límites infranquables de la convivencia con los musulmanes, sino de las expresiones de fe protestante.
Fes, estas últimas, que están obteniendo, según parece, grandes éxitos, además de en Kuwait —es probable que el misterioso príncipe pueda ser un adepto suyo— también en naciones ciertamente muy sospechosas, como el Irán teocrático de los ayatolás.
Después de que Heidar Moslehi, ministro de Inteligencia iraní, pidiera a los seminarios islámicos que se pusieran en acción para impedir la difusión del cristianismo, un alto personaje religioso declaró que el cristianismo de los evangélicos constituye la organización de inteligencia y de seguridad más tremenda del mundo. La declaración, según parece, apareció en una agencia de prensa cercana a los guardianes de la revolución.
En una conferencia sobre «Los cultos New Age» que tuvo lugar en Varamin, una zona al sur de Teherán, Akhonfd Mohsen Alizadeh, declaró: «No deberíamos permitir a estos cultos que pongan en discusión la jurisprudencia islámica bajo la cobertura del misticismo». Y agregó: «Dicen a los jóvenes que Dios es terrible y rabioso en el islam, pero que es amor en el cristianismo». Y los predicadores cristianos responden a las preguntas y a las dudas de los jóvenes para su interés, para atraerlos. Toda una serie de señales parecen indicar, de todos modos, que el cristianismo no tradicional —en Irán hay católicos y ortodoxos, y una fuerte comunidad armenia— se está difundiendo; la prensa de régimen habló recientemente al respecto con tono preocupado, y se multiplican los episodios de represión y de condena por conversión.
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