Thomas An, icono de la resistencia contra el imperio japonés
¿Puede un asesino (no arrepentido) ser canonizado? La Iglesia en Corea cree que sí
La Iglesia en Seúl impulsa la canonización del asesino del primer ministro japonés y general residente en Corea Ito Hirobumi.
El Comité para la Beatificación y Canonización de la archidiócesis de Seúl sostuvo el pasado jueves un simposio para discutir la posibilidad de canonizar a un "católico patriota", Thomas An Jung-geun. La gran mayoría de los miembros de la comisión se pronunció a favor de su beatificación.
Thomas An asesinó a Ito Hirobumi, primer ministro japonés y primer general residente de Corea, el 26 de octubre de 1909, en Harbin, noreste de China. Posteriormente fue condenado a muerte por una corte judicial japonesa y ejecutado el 26 de marzo de 1910.
Los coreanos consideran el asesinato llevado a cabo por An como un símbolo de la resistencia de Corea contra el imperialismo japonés que finalizó en 1945.
Durante años la Iglesia católica condenó este asesinato, pero cambió su posición cuando el cardenal Stephen Kim Sou-hwan de Seúl presidió una misa por An en 1993. En aquella ocasión, en la cual dijo que se trataba de “un acto de justa defensa de la nación. La Iglesia católica no considera que sea un crimen el homicidio cometido para defender la nación de una agresión injusta".
El sentir general de los participantes en el evento archidiocesano fue de que finalmente An debería ser canonizado.
Leo Hwang Jong-ryul, representante del Dumoolmeori Evangelization Research Center, señaló que las acciones de An “pueden ser justificadas como la justicia de Dios a precio de un enorme riesgo para la propia vida,” como fue el caso de Santa Juana de Arco (1412-31), la heroína francesa canonizada en 1920.
También señaló el caso de Judit, recogido por el Antiguo Testamento, una viuda que entró al campo del general asirio Holofernes en Judea, y que cortó su cabeza para salvar a su nación.
Cuando se comprende por qué ella mató a Holofernes, nadie “puede condenar su acción" y probablemente el asesinato de Hirobumi cometido por An fue “un acto que testimonia la justicia de Dios", añadió.
El obispo auxiliar de Seúl y presidente de la comisión preparatoria, Andrew Yeom Soo-jung, dijo el año pasado que la archidiócesis está lista para el proceso debeatificación de An y que podría revisar su causa pronto.
En 1962 An recibió, póstumamente, la medalla al mérito por la fundación de la nación. Su acción de resistencia contra la durísima ocupación japonesa ha inspirado durante años novelas, libros y películas.
An, católico desde su nacimiento, explicó durante el proceso que mató al primer ministro japonés porque era un obstáculo para la paz en Asia e impedía las relaciones entre Cores y Japón. "Era mi deber organizar su asesinato porque yo era teniente general del Ejército de la resistencia coreana".
También China considera a An un patriota.
Thomas An asesinó a Ito Hirobumi, primer ministro japonés y primer general residente de Corea, el 26 de octubre de 1909, en Harbin, noreste de China. Posteriormente fue condenado a muerte por una corte judicial japonesa y ejecutado el 26 de marzo de 1910.
Los coreanos consideran el asesinato llevado a cabo por An como un símbolo de la resistencia de Corea contra el imperialismo japonés que finalizó en 1945.
Durante años la Iglesia católica condenó este asesinato, pero cambió su posición cuando el cardenal Stephen Kim Sou-hwan de Seúl presidió una misa por An en 1993. En aquella ocasión, en la cual dijo que se trataba de “un acto de justa defensa de la nación. La Iglesia católica no considera que sea un crimen el homicidio cometido para defender la nación de una agresión injusta".
El sentir general de los participantes en el evento archidiocesano fue de que finalmente An debería ser canonizado.
Leo Hwang Jong-ryul, representante del Dumoolmeori Evangelization Research Center, señaló que las acciones de An “pueden ser justificadas como la justicia de Dios a precio de un enorme riesgo para la propia vida,” como fue el caso de Santa Juana de Arco (1412-31), la heroína francesa canonizada en 1920.
También señaló el caso de Judit, recogido por el Antiguo Testamento, una viuda que entró al campo del general asirio Holofernes en Judea, y que cortó su cabeza para salvar a su nación.
Cuando se comprende por qué ella mató a Holofernes, nadie “puede condenar su acción" y probablemente el asesinato de Hirobumi cometido por An fue “un acto que testimonia la justicia de Dios", añadió.
El obispo auxiliar de Seúl y presidente de la comisión preparatoria, Andrew Yeom Soo-jung, dijo el año pasado que la archidiócesis está lista para el proceso debeatificación de An y que podría revisar su causa pronto.
En 1962 An recibió, póstumamente, la medalla al mérito por la fundación de la nación. Su acción de resistencia contra la durísima ocupación japonesa ha inspirado durante años novelas, libros y películas.
An, católico desde su nacimiento, explicó durante el proceso que mató al primer ministro japonés porque era un obstáculo para la paz en Asia e impedía las relaciones entre Cores y Japón. "Era mi deber organizar su asesinato porque yo era teniente general del Ejército de la resistencia coreana".
También China considera a An un patriota.
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