«Llamamiento a la desobediencia» de los religiosos
Schönborn para los pies a sus curas rebeldes pero deja una puerta abierta a la desobediencia
«No es necesario estar siempre de acuerdo con cada decisión eclesiástica, sobre todo en ámbito disciplinar» ha declarado el purpurado austríaco.
El cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, ha respondido al “llamamiento a la desobediencia” lanzado por sacerdotes que no comparten la teología y disciplina de la Iglesia con un “llamamiento a la unidad”.
El purpurado y reconocido teólogo ha respondido de múltiples maneras ante la “Pfarrer-Iniciative”, un manifiesto publicado el 19 de junio, firmado por más de trescientos sacerdotes, de los dos mil que hay en Austria, en el que hacen un “llamamiento a la desobediencia”, dado que el Papa y los obispos no han acogido sus reivindicaciones.
Entre estas reivindicaciones, se encuentran la ordenación sacerdotal de mujeres, la ordenación sacerdotal de hombres casados en la Iglesia de rito latino, la comunión para los divorciados, la posibilidad de que haya un presidente laico al frente de las parroquias...
El cardenal Schönborn ha ofrecido entrevistas para explicar que el “llamado a la desobediencia” contra la jerarquía legítima de la Iglesia no sólo no está justificado, sino que además constituye un motivo de escándalo para los católicos.
“Muchos trabajadores se preguntan cómo es posible que la Iglesia incite a propagar y a practicar la desobediencia, cuando saben ciertamente que si ellos lanzasen un llamado similar en los lugares de trabajo desde hace tiempo habrían perdido su empleo”, se pregunta el cardenal en una carta en la que ha respondido a los autores de la iniciativa.
Una puerta abierta...
“No es necesario estar siempre de acuerdo con cada decisión eclesiástica, sobre todo en ámbito disciplinar; y es también lícito tomar en algunos casos decisiones diversas por parte de la curia --reconoce el purpurado--. Pero cuando el Papa indica repetidamente pautas claras, recordando también la enseñanza en vigor – por ejemplo, en lo que respecta a los papeles -, entonces el llamado a la desobediencia pone, de hecho, en discusión la comunidad eclesiástica en su conjunto”.
“Porque en última instancia, cada sacerdote, así como todos nosotros, debemos decidir si queremos continuar recorriendo el camino junto al Papa, al obispo y a la Iglesia, o no. Ciertamente, es siempre difícil renunciar a algunas ideas y visiones. Pero quien declara nulo el principio de la obediencia, disuelve la unidad”, afirma el purpurado.
Schönborn hace notar a los promotores de la “Pfarrer-Inititiative” algunas contradicciones en su “Programa de desobediencia”, entre estas, por ejemplo, el concepto de una “fiesta de la Eucaristía sin sacerdote” y todavía más la definición inaceptable de “festivales litúrgicos”.
“Soy obispo desde ya casi veinte años --concluye el cardenal--. La tarea del obispo es la de unidad: la unidad en la propia diócesis, la unidad con el Papa, la unidad con la Iglesia. Y yo asumo esta tarea con gran felicidad. Vivo muchos momentos bellos, pero también momentos de dolorosas heridas. Una de estas heridas es el ´Llamamiento a la desobediencia´”.
Por eso, hace “un llamamiento a la unidad, a esa unidad pedida por Jesucristo al Padre, y por la que Jesús estuvo dispuesto a sacrificar la vida”.