Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Así es la catolicidad de la Iglesia

El padre Tae-suk murió, no su obra: dos jóvenes sur-sudaneses labran en Corea el futuro de su país

Su vida ha sido «La última cima» coreana. Médico y salesiano, su labor como misionero fue breve pero intensa. John y Santino se lo deben todo.

C.L./ReL

Lee Tae-Suk: Corea en Sudán, Sudán en Corea.
Lee Tae-Suk: Corea en Sudán, Sudán en Corea.

Hay historias que nos recuerdan que la catolicidad de la Iglesia y su condición esencialmente misionera va más allá de las coordenadas geográficas a las que estamos habituados.

Es el caso de la vida y obra de John Lee Tae-suk, cuya vida, llevada al cine bajo el título No llores por mí, Sudán, como en su día recogió ReL, se convirtió en un fenómeno de masas similar a La última cima en España con la vida y obra del sacerdote Pablo Domínguez.

El padre John nació en 1963 y era el noveno hijo de diez en una familia coreana que creció muy pobremente. Su padre falleció siendo él muy pequeño, y su madre apenas podía mantenerles trabajando como costurera. Con todo, sus esfuerzos lograron que su hijo llegara a estudiar en la universidad, donde se licenció como médico.

Pero su vocación era otra: ser sacerdote. Al cabo de unos años ingresó en la orden salesiana y en 2001 recibió la ordenación. Enseguida eligió destino: Tonj, una región del sur del Sudán (hoy Sudán del Sur, estado independiente desde hace pocas semanas) que estaba en guerra.

Fueron sólo nueve años los de su estancia allí, pero la huella que dejó fue honda. Como tantos misioneros en tantos lugares del mundo, hizo de todo: curar y sanar, como doctor que era, pero también se convirtió en ingeniero improvisado, agricultor a tiempo parcial y profesor de todo lo posible, incluso de música.

En 2010, a los 47 años de edad, un cáncer de colon se lo llevó fulminantemente, pero su obra perdura. Según recoge Asia News, dos jóvenes sur-sudaneses, John Mayen, de 24 años, y Santino Deng, de 26, estudian en Seúl para convertirse, respectivamente, en médico e ingeniero y volver luego a participar en la reconstrucción, y construcción, de su recientemente independizado país.

"No llores por mí, Sudán", un éxito similar a "La última cima" en España, y un mismo modelo: el sacerdote.

Ambos estudiaron en la escuela Don Bosco que creó el padre Tae-suk en Tonj, y se han acogido ahora a un plan de becas creado también por el salesiano para la preparación universitaria de los sur-sudaneses en Corea del Sur.

El testimonio de Santino aparece en No llores por mí, Sudán, y según recoge la agencia, quiere responder a la generosidad de su mentor con el máximo compromiso en sus estudios. "Nada de todo esto habría sido posible sin la educación", afirman ambos jóvenes, y por eso quieren volcarse, cuando regresen, en mejorar las circunstancias de su pueblo.

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