Mártires modernos en la Isla Tiberina
Las víctimas del comunismo camboyano, en Roma con los otros mártires del siglo XX
En la Isla Tiberina, la Comunidad de San Egidio acoge las reliquias de los mártires del pasado siglo; ahora, también, los del comunismo de Pol Pot.
desde que en el 293 a.C. los romanos construyeran aquí un templo dedicado a Esculapio, dios de la medicina. Incluso hoy hay en la parte alta de esta isla en el Tíber un prestigioso hospital de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
Pero también aquí se lleva a cabo otro tipo de sanación: el del recuerdo del muy ensangrentado siglo XX, cien años durante los que la sangre de cristianos enrojeció la tierra en numerosa persecuciones. Para recordar a los mártires del siglo de la tecnología destructiva y las ideologías sin Dios existe un "Memorial Permanente de los Mártires del Siglo XX" en la Basílica de San Bartolomeo, confiada desde 1993 a la Comunidad de San Egidio.
Hace unos días, Olivier Schmitthaeusler, obispo auxiliar de Phnom Penh, Camboya, presidió en San Bartolomeo una ceremonia en recuerdo del obispo camboyano mártir Joseph Chhmar Salas, antecesor suyo en Phnom Penhg, que murió en septiembre de 1977 durante el genocidio que llevaron a cabo los jemeres rojos.
Si el comunismo en todo el mundo persiguió a los cristianos, en Camboya fue más cruel y sistemático, ya que asociaba cristianismo con educación, clases medias, occidentalización, alfabetización y burguesía: todo lo contrario a la sociedad pura, agraria y de paraíso rural que predicaba. Durante el régimen de los jemeres rojos, que se calcula que causó la muerte de más de un millón setecientas mil personas, cualquier tipo de culto estaba prohibido y castigado con la muerte. Todas las iglesias, los conventos y los cementerios fueron sistemáticamente derribados. Tras 1979, con la liberación de los jemeres rojos, el recuerdo de la fe de monseñor Salas y de los demás mártires ha acompañado el renacimiento de la Iglesia.
El obispo Schmittaeusler entregó a la Comunidad de San Egidio un fragmento de la cama de madera sobre la que, durante su deportación, el obispo asesinado celebraba clandestinamente la liturgia. El fragmento fue colocado en el altar donde se guardan los recuerdos de los mártires y testigos de la fe de Asia y Oceanía.
En el Memorial de los Nuevos Mártires se recogen las memorias y reliquias de muchos testigos del cruelísimo siglo XX, entre ellos el obispo mártir Óscar Romero, el cardenal Posadas, asesinado por narcotraficantes en el aeropuerto de Guadalajara, en México, el pastor evangélico Paul Schneider y el campesino Franz Jägerstätter, opositores del nazismo.