Considera tu fragilidad
1307. 18 de marzo. Iglesia de Fresne.
"Humíllate. ¿Te da vergüenza humillarte conmigo? ¡Yo te conozco hasta el fondo! Pero Me gusta que Me confieses tus debilidades, a Mí, que Soy el Fuerte. Considera tu fragilidad y tus cortas perseverancias; ¿a quién le irás a pedir el remedio, sino a tu Salvador?
Échate en Mis Brazos; juntos podremos hacer un buen trabajo... si tú Me invitas. Nadie podría tener más empeño que Yo en aceptar la invitación. Invítame siempre: a la mesa, por ejemplo. Cuántas veces asistí a comer con los otros durante los tres años de Mi Vida pública. Y lo hice no sólo con los Míos, sino también con los fariseos. Invítame también a tus jardines: platicaremos y te parecerán todavía más lindos.
Recuerda que Yo lo creé todo: las mariposas y las flores, para vuestro contento.
Para vosotros es... para ti es... la Naturaleza con todos sus perfumes. ¿Acaso no son delicados y suntuosos estos regalos Míos? Pero, ¿cuántos son los que tienen la idea de darme las gracias por esta radiante mañana de primavera?
Tú, pásale a Mi Corazón, en voz baja, la alegría del tuyo. Tus palabras serán para Mí como una
recompensa. ¿Es que no eres feliz colocándome en la intimidad de tu existencia? Que sean cada vez más frecuentes estos viajes al interior de tu gran Amigo: esto será bueno para los dos. Toma parte en la consolación que los ángeles Me dieron en Gethsemaní. ¿En qué consistió el consuelo?
En el pensamiento de que vosotros habríais de sacar provecho de Mi horrible Agonía y de Mi
Sangre que empapaba la Tierra como una savia potente.
Esta mañana observabas que muchas plantas crecen mucho antes de dar sus primeras flores. Sé tú como ellas. No te canses de aspirar hacia Dios, con palabras delicadas, de esas que tocan como un beso. Esto no sería audacia, sino simplicidad como de niño. ¡Qué bien si tú quisieras adquirir este hábito! ¿Me harás finalmente este honor?
Pide mañana a San José que te enseñe cómo vivir en familia conmigo. Pon en sus manos tu vida en Mí, y El, que es tan tierno, te enseñará. Recuerda a menudo que perteneces a la familia de Dios, El te ama infinitamente. Trata de acercártele más, aunque no sea sino por un suspiro, por un silencio dedicado a El, por un reposo en El. La ambición de Mi Amor es la de hacerte reposar.
Humíllate, querida hija Mía, tan frágil...”
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.