Amor propio infiltrado
1481. 5 de diciembre.
Como ves, el amor propio, el 'todo para mí' se está infiltrando a pesar tuyo en tus pensamientos. Tú creías hacer esa visita solamente por Caridad, pero el deseo de agradar se manifestó en tus palabras y ademanes. Esos minutos no los viviste únicamente para Mí.
Y te hablo de esto porque estás ahora saliendo de esta casa, pero muchas veces te sucede lo mismo. ¡Qué difícil os resulta olvidaros de vosotros mismos para entrar en un estado puro de amor directo a vuestro Salvador!
1482. 6 de diciembre.
Para reparar, ya que os ha sido concedida la reparación, ofréceme al Padre cuya Gloria era, junto con la preocupación por salvaros, Mi único objetivo sobre la Tierra. Hija, ¡con qué fuego ardía Yo por El, en el silencio de Mi Ser! No te puedes ni siquiera imaginar lo que podía ser un Dios-Hombre en la Presencia de Dios-Padre.
Yo era el que debía dar siempre el buen ejemplo total en los mayores sacrificios, en la más alta pureza de la intención, en el completo desinterés de sí. Imagínate de cuando en cuando lo que pudieron ser Mis Pensamientos cuando vivía sobre la Tierra. Apodérate de Ellos y utilízalos.
Que llegues al punto de que Mis Pensamientos sean dueños de los tuyos en cada circunstancia. Y como los pensamientos salen del corazón, ¿en dónde estarás tu, sino en este Corazón que te ama aun cuando te cueste tanto decidirte a creerlo?
¡Qué deslumbramiento será el tuyo cuando lo veas! Pero antes, dame la dulzura de sentir que te Soy dulce en las aspiraciones sedientas con que Me llames.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.