Haré el bien a través de ti
1095. Pascua - 1941. De camino hacia la Catedral, decía yo a lo largo de las calles:
Salud, mi Cristo resucitado. El: Que para tu corazón el Mundo esté sepultado y que sólo Yo
viva.
Al Ofertorio: Ofrece, juntamente con la Mía, tu propia resurrección, que tendrá lugar en el último día. Ofrece la resurrección de todos los miembros de tu familia, de los que han vivido antes, de los que vivirán después; la resurrección de todos tus conocidos y de todos los demás, como un cortejo en torno a Mi Resurrección, para la gloria de Dios Padre.
1096. 16 de abril en el tren. No pienses en ti, sino en Mi Gloria. Así podrás superar las
preocupaciones ordinarias de las almas ordinarias.
1097. 17 de abril de 1941. Cuarenta Horas, en la Capilla de la orden Tercera. Me dijo: Vine para salvaros a todos. No desdeñes a nadie. Piensa en tus faltas más que en las de los demás. Vé Mi Caridad: Yo, que Soy el Inocente, el Puro.
Aun en el mero pensamiento, toma siempre el último lugar. Alábame por las Gracias que recibió Mi Madre y pídele a Ella que Me agradezca las que sin cesar te concedo. Apóyate con actos frecuentes en la comunión de todos los santos del Cielo y de la Tierra. Porque todo es común entre nosotros. ¿No es cierto que podéis ser bien ricos? Ricos de Fe y de Esperanza; ricos en Mi Amor. Considera lo que es tu amor, si se multiplica en el amor de todos los otros. Los más grandes pueden ayudar a las almas pequeñas como tú: porque todo es de todos. Yo os di el ejemplo, dándoos todo lo que gané. Y lo que tú creas que ganaste, dalo a los otros. Y Yo Me encargaré de una amiguita Mía que se hace pequeña para darme gusto y haré el bien a través de ti.
Ten la seguridad de que no has subido todavía bien alto en el camino del amor. Llámame con
frecuencia para que venga en tu auxilio. Y tu Bien Amado te hará correr.