Creer en Mi Ternura misericordiosa
1301. 18 de febrero. Al entrara la iglesia: "Te estaba esperando. Ponte silenciosamente a Mis Pies. Silenciosamente, que todo recuerdo de las cosas del mundo se apague. Te quiero toda para Mí.
¿Lo quieres tú también? Yo no Me tomo nada por la fuerza, siempre espero que Me den. ¿Te
acuerdas de aquel pobre loco que iba todos los días por un camino en busca de su hija muerta años atrás? Yo espero siempre a Mis hijos. Algunos están muertos desde hace tiempo a la vida de la Gracia. Ruega para que finalmente Me den la alegría de creer en Mi Ternura misericordiosa.
"Otros viven de la Vida del Padre, pero están distraídos por las preocupaciones de la vida y el
cuidado de ganar dinero. "Mis más íntimos, los que mejor Me han comprendido, aquellos a
quienes devora el celo de Mi Casa, los que desean ser para Mí más queridos, como Juan, Lázaro o Magdalena, ésos son los que beben en la fuente misma de un agua que jamás se agota.
"¿Acaso no son Mis Palabras algo siempre nuevo en tu oído? ¿No sacas de Ellas una fuerza que te asombra?"
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.