Haremos entre los dos grandes cosas
1236. 30 de abril. Yo decía: "Aquí estoy, revestida con los Méritos de mi Esposo. Dios mío, haz de mi corazón un pequeño nido de amor.” Me dijo: ¿El Amor? Lo encuentras en Mí por todas partes.
En las Heridas de Mis Manos y de Mis Pies, en la Herida de Mi Costado y en todas las llagas de Mi Flagelación... y en las que no se veían. Las invisibles Llagas que Me causaban en el Alma los pecados de todos los tiempos. Todas estas llagas ardían en el Amor de un Dios enamorado de Sus creaturas. ''Te lo he dicho ya: la locura de un Dios, cada uno de cuyos movimientos es adorable y perfecto. Mezcla tu pequeño amor al Amor con que el Hijo del Hombre Se ofrece a Su Padre. Tú y Yo haremos entre los dos grandes cosas.
“Te extraña el que Yo tenga necesidad de ti? Recuerda lo que decía San Pablo: 'Lo que falta a la Pasión de Cristo': vuestra unión y colaboración. Hija, al contemplar Mi Amor viviente en ti,
desarrollarás el tuyo dándomelo para que Yo lo acreciente. ¿No te has preguntado muchas veces cómo sería posible aumentar el amor?
Mira con frecuencia el Mío y ruégale. Qué finalidad más amable que ésta podrías concebir para tu vida? Ámame siempre y en todo. Y sobre todo, no te canses!
"Si no sientes Mi Respuesta, sábete que la Respuesta está ya dada y así lo verás más tarde. Ama como aman los niños, como aman las buenas esposas. Ama al Amor."
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.