Alguien que Me está mirando
1304. 2 de marzo. En una iglesia.
"La iglesia está vacía, pero tú estás aquí. Suple la presencia de todos los que no pudieron venir porque no tuvieron tiempo. Tú, toma este tiempo y dámelo.
Cuando estés ya en la Eternidad le darás a este tiempo mucha mayor importancia que ahora.
Sobre la Tierra sois como los ricos que no saben a cuánto asciende su fortuna. Los hombres dejan lamentablemente perder este tesoro de tiempo destinado a comprar la Gloria, el Amor, un conocimiento creciente de Dios. ¡Méritos y más méritos!
Hija, que todo lo tuyo sea Mío. Ofréceme tus horas como un ramillete de flores por Mi Reino y por Mi Honor. Cuando suene el reloj, mírame con una sonrisa: 'Otra hora más por Ti, mi Amor'. Esa hora, Yo sabré bendecirla. Mis Días y Mis Noches eran para el Padre y para vosotros; nunca Me reservé nada. Dámelo pues todo, porque la esposa injuriaría al Esposo si no correspondiera al Amor.
1305. En la iglesia de Fresne.
El estaba expuesto sobre el altar, y yo Lo miraba desde el fondo del coro. Oí Su Voz, que decía: "Hay alguien que Me está mirando. .."
Como aquella vez que, en medio de una multitud, dijo: "Alguien Me ha tocado". Me sentí
invadida por la Fe.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.