Contémplame más y con más amor
1258. 28 de julio. "Yo Soy el mismo Cristo que está en el Cielo. Trata de ser ahora la misma que vas a ser más tarde."
1259. 30 de julio. Yo estaba en la estación esperando a unos amigos. Le dije: "Ojalá fueras Tú el que va a bajar del tren." Me contestó: "Piensa en Mí siempre y en todas partes. Sé mi pequeña lámpara, siempre encendida. La lámpara de esta estación. La de las carreteras y los malos caminos. ¡Mi alabanza en todos los lugares!"
1260. 6 de agosto. "¡Transfigúrate! Transfigúrate, Señor, para mi alma." "Multiplica tus miradas hacia Mí, contémplame más seguido y con más amor. Me verás bajo aspectos nuevos e infinitos, amándote siempre, Mi pobre pequeña. Pero sobre todo, cree. Habitúate a los frecuentes actos de Fe. Fe en Mi Presencia, en Mi Potencia y, sobre todo, en Mi Amor, Mi pobre, tierno Amor, tan desconocido. Trata siempre de complacerlo; ocasiones no te faltan y Yo acepto siempre vuestras pequeñeces con tanto agrado... "Yo Soy el Padre, el Esposo y no descuido nada, sino que todo lo tomo en Mi Corazón. ¡Qué misión la tuya, Mi Gabriela, la de cuidar Mi Corazón!"
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.