Espero vuestro amor sin pedirlo
1386. 17 de agosto. Hora Santa en la iglesia de Fresne.
Yo le decía: Buenos días, Amor de mis amores, el más hermoso.
Me contestó: Así es, hija Mía. Nada hay más hermoso que Yo en ti; Dios en un alma, como Esposo. El ojo del hombre no vio nunca algo semejante, es un espectáculo para los ángeles. Pide a tu santo ángel que te ayude a jugar bien tu papel en esta fiesta. Una fiesta que puede durar toda la vida si el alma se presta con toda su buena voluntad.
Muchas veces la buena voluntad es todo lo que Yo os pido, porque en ella hay un gesto de amor que pide confiadamente Mi Auxilio.
Cuando el alma es así, humilde y atenta, Yo no resisto. Me lanzo sobre ella como un águila; la
envuelvo con Mis Fuegos, aunque trato de atenuarlos como una luz demasiado viva que podría lastimar sus ojos y herirla con el temor. ¿Cuántas veces dije, como está en el Evangelio 'No temáis'? Lo que deseo es vuestro amor, es lo que espero de vosotros, respetuosamente, sin pedirlo.
Lee el Evangelio, ¿cuándo dije a Pedro o a Juan, o a los demás: 'ámame'?
Yo tengo un respeto infinito por vuestras decisiones libres. Y tengo muchísimos caminos
sinuosos, para llegar a cada uno. Hago la corte de Amor a las almas con infinitas precauciones; Me valgo de un recuerdo, de un pensamiento, de un acontecimiento. Tú misma has comprobado que los momentos hay que escogerlos sin mirar hacia atrás, pero que hay que entregarse con confianza a una vida nueva, que ya no es para uno mismo, sino una vida 'a dos' para la Gloria del Padre.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.