Estoy presente y os miro
1103. 15 de mayo, iglesia de Anjou. Hora Santa. La iglesia estaba llena de los ruidos de la calle y de la plaza. Me dijo: "Y sin embargo, tú estas tranquila a Mis Pies. Ya ves cómo en me-dio de los negocios de este mundo es posible ocuparse de Mí en el silencio del corazón. Para eso hasta con que se Me ame. Aspiración del alma es Mi Intimidad. Más se Me ama y más fácil es venir a encontrarme en lo interior del corazón: y entonces las cosas del mundo parecen pesadas y aburridas, y el alma trata de huir de ellas para concentrarse en el amor de su Señor.
"Los que han llegado a adquirir esta ciencia no desean sino el sufrimiento que los acerca a Mí. El hambre de Mí es para ellos el mayor sufrimiento y una purificación. Pídeme esta hambre. Alguna vez, la has sentido ya; y te parecía al mismo tiempo un tormento y un gozo, terrible y deseable.
Pídeme que te la haga sentir otra vez; tu deseo Me será agradable, como un bonito gesto de tu parte. Ya ves, te digo aún cómo complacerme."
Yo: "Señor, esto no será para Ti ninguna sorpresa." El:"¿Crees tu que haya muchas sorpresas para Mí? Yo lo veo y lo sé todo por anticipado. Pero Me gusta que pongáis todo vuestro empeño en agradarme; no pocos piensan que Yo estoy ocupado en alguna otra parte, en otro mundo y en otras almas, siendo así que siempre estoy en medio de vosotros y cerca de cada uno. Estoy Presente y os miro. Obrad, pues, como cuando uno siente sobre sí una mirada. Pero no una mirada cualquiera, sino la Mirada del que os creó y tanto os ama, la Mirada del que os hizo salvos y permanece con vosotros hasta la consumación de los tiempos. Cuando tú estás en el escenario y todas las miradas están fijas en ti, adoptas instintivamente gestos amables. Si pensaras que Yo considero todo lo que hay en ti en todo momento, aun en tu sueño, te tomarías más cuidados para serme agradable. Que así sea, hija! No temas excederle en la tarea de agradarme.'' (Con una sonrisa); “Yo nunca he temido propasarme en amarte. Como ves, siempre hablamos de Amor. Y será para siempre así. El Amor es el lenguaje que se habla en el Cielo; entonces, perdóname si lo empleo también aquí en la Tierra. Soy como un viajero que no sabe sino una sola lengua y habla en ella siempre. ¿No te parece que esta lengua es fácil de aprender y que pronto se adquiere el acento? Mi pequeña esposa, no te preocupes de ninguna otra ciencia sino la del Amor; éste es suficiente para Mi Alegría y Ia tuya."
Yo: "Señor, bien quisiera yo, sólo para darle gusto, superar a mi Profesor," El:"Escucha
estas dos palabras: 'donación y abandono'. No conserves nada tuyo; entra en Mí hasta perder el recuerdo de ti misma. Y cuando te hayas perdido completamente en Mí, Yo te volveré a
encontrar... y entonces, ¿qué temerías? ¡Oh, Mi querida hijita!"