Introducción al Ensayo
He acabado de escribir un Ensayo sobre el espinoso asunto de la posible exhumación del cadáver de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera de la cripta de la Abadía del Valle de los Caídos.
Desde hoy y en sucesivas entregas iré reproduciendo el Ensayo. Comienzo hoy con la Introducción al mismo trabajo.
Espero aportar datos para el pensamiento presente y futuro, y para el diálogo de hoy y de mañana. Esta aportación solamente busca el diálogo y la paz.
Introducción
1.- Introducción
Corren por España hoy vientos de cambios, aires de odio y venganza, gentes ignorantes y esclavos de una eterna y cainita manera de vivir en los poderes y despachos.
Como no pueden gobernar, tras llegar sin voto popular, hasta el poder, porque tienen pocos diputados, desean juntar a toda la ralea de enemigos de España para tomar decisiones nefastas, como la de desenterrar los restos de Franco y José Antonio de las tumbas donde descansan desde hace muchos años, creyendo que esto les reportará votos en las siguientes elecciones.
Están, los directivos de semejante bajeza, llenos de odio cainita, son herederos de los perdedores de la única guerra que los comunistas y socialistas perdieron en occidente cuando la Unión Soviética mantuvo económica y militarmente a una II República inerte, plagada de masones y criminales que mataban dando un paseo hacia las tapias de los cementerios para fusilar a padres, hijos y abuelos, por el mero hecho de ser gentes que “iban a Misa”.
Pretendo en este Ensayo comparar la vida de dos generales que están enterrados en sagrado, en el interior de un templo, para demostrar que si a uno lo van a sacar de su tumba deben hacer igual con otro.
No atravesamos tiempos donde los defensores de la unidad de España aparezcan por doquier, tampoco tenemos “intelectuales” capaces de poner su pluma al servicio de la verdad y la justicia histórica.
Solamente nos queda una larga fila de enchufados militantes en la izquierda más radical y menos .temible, encontrando una galería de gentes de derechas que por miedo a ser tachadas de ese adjetivo que, usted amigo lector, conoce bien, prefieren callar y dejar pasar el momento esperando tiempos nuevos que nunca llegarán, porque la unidad de España está en almoneda, camino de una utópica unidad de unidades o nulidades, que nos hará saltar por los aires aquella cinco veces centenaria unidad que los Reyes Católicos alcanzaron a primeros de enero del año 1492, con la conquista de Granada.
Pretendemos, por lo tanto, no abarcar un asunto que sería propio de un libraco de muchas páginas. Solamente tratamos de acercarnos a las orillas de un asunto donde la Iglesia Católica tiene mucho que decir con palabras decisivas o con posturas renuentes, que es más bien donde se encuentra instalada actualmente la jerarquía española.
Tomás de la Torre Lendínez