"Cuando se sufre de veras, se sufre mal"
"Por lo que me cuenta en su carta, debo decirle que no, que usted no dio mal ejemplo a nadie en su familia derrumbándose ante los problemas de la vida. ¿Que no son TAN graves? según usted mismo los calificaba; esto es quizás cierto, pero son los suyos de ahora, de este momento presente, que es el único lugar en el que habita el buen Dios, ese Eterno Presente que nos envuelve y nos ama.
Entiendo que su queja la provoca el deseo de educar bien a sus hijos y no el de quedar bien ante ellos, como un "super hombre" cualquiera. Si fuese así, ese deseo provendría de la soberbia y del orgullo heridos. Estoy seguro, sin embargo, de que no es así. Suele ser usted bastante sincero.
Se derrumbó usted, ¿y? También el Hijo de Dios se derrumbó en Getsemaní. Tembló de miedo, lloró de miedo, sudó sangre de miedo... No fue precisamente el suyo un ejemplo de valor y de estoicismo afrontando sus últimas horas en este mundo.
La historia está llena de hombres y mujeres que han muerto "mejor" que Cristo, más heroicamente. Pero Jesús, el Hijo del Hombre, era demasiado humano para ser un héroe.
Y era demasiado Dios como para no apurar hasta las heces el terrorífico cáliz que el Padre le presentaba y que satán pretendía que no probase. No, Jesús no iba a dejar de descender a los infiernos del miedo, como tampoco iba a descender de la Cruz.
Llevar con garbo las penas y los sufrimientos no es humano, no es posible y no es verdad. Es una frase para la galería: dígale a una viuda que lleve con garbo la muerte de su marido. No le enviará a usted a hacer puñetas porque será persona educada y cabal y, si es cristiana, ofrecerá su dolor junto con el estúpido garbo del comentario a Nuestro Señor y no le dirá a usted nada.
"Cuando se sufre de veras, se sufre mal", no con garbo.
La Cruz no tiene asas para llevarla, ni ruedas como una maleta moderna. La Cruz te desolla los hombros y los brazos. La Cruz se arrastra, no se lleva a plomo porque ni Jesús pudo con eso sin la ayuda del Cireneo. La Cruz te aplasta: Jesús cayó tres veces bajo el peso de la Suya. La Cruz es salvadora solo si engendra un sufrimiento proporcional a la purificación que consigue. Imagine el sufrimiento del Cristo para conseguir la purificación de todos los hombres que han sido, son y serán.
No, mi querido amigo, sufra usted como pueda: mal o bien o regular. Con pastillas o con whisky. Con un paquete de tabaco o abrazado a la almohada. Maldiciendo su suerte o maldiciendo a los culpables. Bendecir a los culpables es de santos. Perdonarlos es de Cristo. Llore en paz, si puede. Pero llore sin remordimientos. Y, en fin, aporte -si se acuerda en esos momentos confusos- su granito de arena a la Pasión de Cristo para la salvación de quien el buen Dios quiera: las almas del Purgatorio, usted mismo o aquel fulano que le ha herido.
Dios sabe más.
Y, por favor, haga solo un esfuerzo: procure no perder la paz, ni siquiera por la pena o por el pecado.
O procure, más bien, no perderla del todo.
Haga lo que pueda.
Reciba mi bendición y mis pobres oraciones."
El monje, siempre atento, incluye una posdata personal que no viene al caso. Yo transcribo su carta por si ayuda a algún lector.
Paz y Bien.
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