La lotería de Dios
Vivimos la generalidad de los humanos tan inmersos en el acontecer diario, que abarca, sobre todo, lo inmediato, las prisas, las ocupaciones y preocupaciones materiales, la lucha por la vida, el sacar adelante los hijos, la familia etc.., que, casi perdemos de vista lo principal.
Manipulados hábilmente, por toda clase de propagandas políticas, consumistas, hedonistas, ponemos la meta primera en el tener, comprar, ganar o disfrutar de las efímeras satisfacciones que nos ofrece la sociedad actual.
Nos equivocamos de medio a medio. La verdadera felicidad no está en el dinero, (¡pobre hombre aquel que sólo tiene dinero¡) ni en el lujo, el poder, la fama, el derroche, sino en vivir día a día contento con uno mismo y con los que nos rodean. ¡Ahí, y sin ambicionar ni envidiar a nadie¡.
En la lotería de Dios todos jugamos y a todos nos toca más de lo que apreciamos. ¿Hay algo mejor que la vida misma, que el disfrutar de salud, de trabajo, de los hijos y amigos, de la paz de conciencia, de la fe y esperanza en el más allá?.
Si lo pensáramos bien no nos cansaríamos,- hablo de creyentes- , de dar continuas gracias a Dios, porque en su lotería ha dispuesto premios incomparables en esta vida o en la futura para todos los hombres de buena voluntad.
Manipulados hábilmente, por toda clase de propagandas políticas, consumistas, hedonistas, ponemos la meta primera en el tener, comprar, ganar o disfrutar de las efímeras satisfacciones que nos ofrece la sociedad actual.
Nos equivocamos de medio a medio. La verdadera felicidad no está en el dinero, (¡pobre hombre aquel que sólo tiene dinero¡) ni en el lujo, el poder, la fama, el derroche, sino en vivir día a día contento con uno mismo y con los que nos rodean. ¡Ahí, y sin ambicionar ni envidiar a nadie¡.
En la lotería de Dios todos jugamos y a todos nos toca más de lo que apreciamos. ¿Hay algo mejor que la vida misma, que el disfrutar de salud, de trabajo, de los hijos y amigos, de la paz de conciencia, de la fe y esperanza en el más allá?.
Si lo pensáramos bien no nos cansaríamos,- hablo de creyentes- , de dar continuas gracias a Dios, porque en su lotería ha dispuesto premios incomparables en esta vida o en la futura para todos los hombres de buena voluntad.
Comentarios