Borrascas bautizadas

Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 29

Uno de los sacramentos que ha pasado a ser poco recibido en la sociedad actual  es el Bautismo. Por dos razones esenciales: no nacen niños y las familias desean que lo pidan cuando lleguen a la mayoría de edad. Por el contrario, andamos viendo cómo la meteorología “bautiza” con nombres cristianos a las pomposamente llamadas “ciclogénesis explosivas”, las viejas borrascas de toda la vida, que han llegado desde el Atlántico. Si nacen en las aguas del viejo “mare nostrum” no son dignas de bautizarse. El acuerdo lo han tomado Francia, España y Portugal.

El pasado fin de semana conocimos los efectos de ventisca, lluvia y nieve producido por “Ana”. A las lluvias anunciadas para el presente fin de semana vienen sin nombre. Total un pedazo de tontería nacida de las mentes pensantes de la meteorología de los países citados. Mejor es decir que son unos copiones de grado superior de los anglosajones bautizantes de todo fenómeno que levante vientos huracanados, lluvia y nieve.

Una achacosa, pero simpaticona, anciana de nuestra ciudad me pregunta por la calle: ¿Quién es la “Ana” tan famosa?. Se lo explico y me responde con gran sorna: ¡Menudos tontos son, que digan que llega un temporal de lluvia como siempre hemos hablado en Jaén¡. Tiene toda la razón del mundo y del sentido común, que debería ser el más común de los sentidos.

Sin embargo, me alegra que se rescate el nomenclátor de los santos católicos, ahora  que han desaparecido de los almanaques y de las efemérides de los periódicos. Las próximas borrascas que nos lleguen se llamarán: Bruno, Carmen, David, Emma, Félix y Gisele, porque los estudiosos del  tiempo y sus circunstancias así lo han acordado.

Igualmente, deberían copiar los pocos padres católicos que traen hijos al mundo y los llevan al templo a bautizar, porque los nombres elegidos para sus vástagos más parecen motes de mascotas que imitar a nuestros antepasados, que solían poner el santo del  día del nacimiento como segundo nombre a la hora de recibir las aguas sagradas del sacramento bautismal.

En el evangelio de hoy, los que acuden a preguntar a Juan Bautista quien era, le cuestionan los motivos que le llevaban a bautizar a las gentes en el río Jordán, a lo que el precursor responde: “Yo bautizo con agua, pero detrás de mí viene uno del no soy digno de desatar la correa de la  sandalia”. Ese es el Mesías prometido, el Hijo de Dios hecho hombre, que nacerá de la Virgen María, cuya venida conmemoramos dentro de siete días.

El próximo día 21 celebro la fecha de mi Bautismo en la parroquia de San Ildefonso de Jaén. Es para mí, siempre, una fiesta donde me complazco en ser y sentirme hijo de Dios y miembro de la Iglesia Católica, en cuya fe fui educado en el interior de un hogar y en un colegio católico.

Invito a los lectores a que celebren la jornada de la recepción de su Bautismo, pues pocas personas lo hacen, dándoles más importancia al cumpleaños, que la tiene, pero para los cristianos es más importante conmemorar la fecha en que nacimos como miembros del Pueblo de Dios, que es la Iglesia Católica, fundada por el Señor sobre la roca de Pedro y sus sucesores.

Por lo tanto, gracias doy a los señores del tiempo que han decidido colocar nombres cristianos a las varias borrascas que nos lleguen, siempre que traigan lluvia muy necesaria para los campos de olivos y los pantanos que pueblan la provincia del Santo Reino de Jaén.

Tomás de la Torre Lendínez