Reflexión. Iglesia actual.
Las aguas eclesiales bajan turbias
Las aguas eclesiales bajan turbias. Correcciones, insultos, etiquetados, desprecios, incluso dimisiones impuestas que parecen sacadas de otras épocas. No veo hermandad sino más bien grupos emotivistas que se enfrentan entre sí, intentando proclamar su supremacía. En este show media en que hemos convertido la Iglesia, poco se habla de la fe y mucho de tendencias de moda socio-cultural. De repente el medio ambiente nos interesa por encima de la santidad. La unificación cristiana nos importa más que la vida de los fieles. No es que vivamos un momento especialmente grato para quienes queremos sentirnos parte de la Iglesia. Pertenencia que ya no se define por un sacramento, como es el bautismo, sino por seguir o no seguir a un segundo salvador u otro.
En medio del show mediático, parecen noticias como la que dice que una Diócesis Alemana va a reducir drásticamente el número de parroquias. Pasan de 900 a 35. La carrera de teología de la Universidad Pontificia de Salamanca se queda sin alumnos. Por lo visto este curso no hay nadie matriculado en primer curso. En general, la estructura eclesial no pasa por su mejor momento. Más bien todo lo contrario. Tampoco pasa por su mejor momento la sociedad en general. Esto se evidencia en la incapacidad de diálogo en todos los órdenes sociales y culturales. La Iglesia padece las mismas enfermedades sociales que la sociedad a la que pertenecemos los fieles que la componemos. Es lógico que todo parezca a punto de desmoronarse, ya que los escenarios de cartón y cuerdas, terminan por deshacerse cuando sopla algo de viento.
En cuanto a la Iglesia, como suelo decir, la Piedra sobre la que edificar es Cristo. ¿A qué vienen tantos shows mediáticos? El objetivo del cristiano es la santidad, no copar cualquiera de los múltiples puestos de “líder” que se van creando. El mandato de Cristo es comunicar la Buena Noticia, pero no terminamos de tener claro la Buena Noticia que tenemos que comunicar. Unos dicen que es un mensaje socio-económico y postulan que la esperanza está en reducir la pobreza económica. De las pobrezas de entendimiento, fe y conocimiento de Cristo no hablan. Pero cada grupo postula una forma diferente de llevar a cabo esto. Otros ponen la esperanza en las estéticas litúrgicas, pastorales, eclesiales, etc. Como antes, cada grupo hace de su estética la esperanza que nos salvará. Otros ponen la esperanza en echar a los “otros” lo más lejos posible. Hablan de misericordia, pero sólo con los que sienten como ellos. A los demás, una patada porque no merecen ni la salvación.
La Esperanza es Cristo, no valen segundos salvadores, objetivos socio-económicos, ecumenismos aparentes e interesados, estéticas ‘Prêt-à-porter’, etc. La Esperanza es Cristo porque es Él quien salva. Él es quien tiende la mano para que no nos hundamos en las aguas de la sociedad. Él es quien nos ha elegido, no el mundo que nos atrapa para utilizarnos como títeres. No creo que seamos pocos los que estamos más que cansados de todo este ‘reality show’ eclesial en que vivimos. La colaboración eclesial se resiente y se irá resintiendo más y más. ¿Quién quiere participar en un espacio en el que se exige "tomar partido" para ser considerado digno? Considerado por los del partido que has elegido.
Los partidos quedan para los ideólogos y los políticos. Al Cesar lo que es del Cesar. Que quien quiera tomar partido que disfrute del trozo de mundo que ha elegido defender. Los cristianos a seguir a Cristo, que es lo que Dios quiere de nosotros. Cristo no es un partido, sino la Verdad. Recordemos la pregunta que Cristo a los Apóstoles: Y vosotros ¿Quién decís que soy? (Mt 16, 15) La respuesta es individual y no vale poner a cualquier segundo salvador como garante de la respuesta.
Pues habiendo celos y contiendas entre vosotros, ¿no sois carnales y andáis como hombres? Porque cuando uno dice: Yo soy de Pablo, y otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois simplemente hombres? ¿Qué es, pues, Apolos? Y ¿qué es Pablo? Servidores mediante los cuales vosotros habéis creído, según el Señor dio oportunidad a cada uno.… (1Co 3, 3-5)
En medio del show mediático, parecen noticias como la que dice que una Diócesis Alemana va a reducir drásticamente el número de parroquias. Pasan de 900 a 35. La carrera de teología de la Universidad Pontificia de Salamanca se queda sin alumnos. Por lo visto este curso no hay nadie matriculado en primer curso. En general, la estructura eclesial no pasa por su mejor momento. Más bien todo lo contrario. Tampoco pasa por su mejor momento la sociedad en general. Esto se evidencia en la incapacidad de diálogo en todos los órdenes sociales y culturales. La Iglesia padece las mismas enfermedades sociales que la sociedad a la que pertenecemos los fieles que la componemos. Es lógico que todo parezca a punto de desmoronarse, ya que los escenarios de cartón y cuerdas, terminan por deshacerse cuando sopla algo de viento.
En cuanto a la Iglesia, como suelo decir, la Piedra sobre la que edificar es Cristo. ¿A qué vienen tantos shows mediáticos? El objetivo del cristiano es la santidad, no copar cualquiera de los múltiples puestos de “líder” que se van creando. El mandato de Cristo es comunicar la Buena Noticia, pero no terminamos de tener claro la Buena Noticia que tenemos que comunicar. Unos dicen que es un mensaje socio-económico y postulan que la esperanza está en reducir la pobreza económica. De las pobrezas de entendimiento, fe y conocimiento de Cristo no hablan. Pero cada grupo postula una forma diferente de llevar a cabo esto. Otros ponen la esperanza en las estéticas litúrgicas, pastorales, eclesiales, etc. Como antes, cada grupo hace de su estética la esperanza que nos salvará. Otros ponen la esperanza en echar a los “otros” lo más lejos posible. Hablan de misericordia, pero sólo con los que sienten como ellos. A los demás, una patada porque no merecen ni la salvación.
La Esperanza es Cristo, no valen segundos salvadores, objetivos socio-económicos, ecumenismos aparentes e interesados, estéticas ‘Prêt-à-porter’, etc. La Esperanza es Cristo porque es Él quien salva. Él es quien tiende la mano para que no nos hundamos en las aguas de la sociedad. Él es quien nos ha elegido, no el mundo que nos atrapa para utilizarnos como títeres. No creo que seamos pocos los que estamos más que cansados de todo este ‘reality show’ eclesial en que vivimos. La colaboración eclesial se resiente y se irá resintiendo más y más. ¿Quién quiere participar en un espacio en el que se exige "tomar partido" para ser considerado digno? Considerado por los del partido que has elegido.
Los partidos quedan para los ideólogos y los políticos. Al Cesar lo que es del Cesar. Que quien quiera tomar partido que disfrute del trozo de mundo que ha elegido defender. Los cristianos a seguir a Cristo, que es lo que Dios quiere de nosotros. Cristo no es un partido, sino la Verdad. Recordemos la pregunta que Cristo a los Apóstoles: Y vosotros ¿Quién decís que soy? (Mt 16, 15) La respuesta es individual y no vale poner a cualquier segundo salvador como garante de la respuesta.
Pues habiendo celos y contiendas entre vosotros, ¿no sois carnales y andáis como hombres? Porque cuando uno dice: Yo soy de Pablo, y otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois simplemente hombres? ¿Qué es, pues, Apolos? Y ¿qué es Pablo? Servidores mediante los cuales vosotros habéis creído, según el Señor dio oportunidad a cada uno.… (1Co 3, 3-5)
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