Lunes, 23 de diciembre de 2024

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Nacido y enterrado en Jaén

por Semblanzas sacerdotales

Pedro Ordóñez de Cevallos (Jaén, entre 1556 y 15571 -murió , entre 1634 y 1635) fue un conquistador, corsario, comerciante, cronista y sacerdote español que participó en varias gestas en Europa, América, África y Asia. Fue la primera persona en dar la vuelta al mundo desde América, partiendo de Guayaquil y regresando a la misma ciudad años después.
Estudió en la escuela de la Santa Capilla de San Andrés de Jaén como discípulo de Juan de Icíar. A los 9 años viajó a Sevilla, donde continuó sus estudios con la Compañía de Jesús en el colegio de maese Rodrigo. Quedará a cargo de su tío, Alonso de Andrade y Avendaño. Por un escarceo amoroso a los 16 años con una señora casada tuvo que marcharse de Sevilla y embarcó, gracias a la mediación de su tío, como alférez real en las galeras de España. Realizó viajes, a veces comerciales y otras veces para combatir, por el Mediterráneo, el norte de Europa, Portugal, África y América y peregrinó a Jerusalén. En América estuvo a punto de participar en una expedición en busca de El Dorado, pero no pudo por problemas con el gobernador de Santa Marta, Lope de Orozco, y debió huir por el río grande de la Magdalena en una barca hecha con palos.
Se estableció en Quito, Nueva España, en 1590, y allí recibió el encargo de transportar 35.000 ducados del obispo a España. Por varias vicisitudes, decidirá transportarlo siguiendo la ruta oriental, usada por el Galeón de Manila. En Acapulco compró un galeoncete de 280 toneladas al armador Martín de Noriega y bautizó al barco como San Pedro. La tripulación eran 30 marineros, 25 grumetes, un capitán, un maestre, un contamaestre, un despensero, un escribano, 20 pajes, 10 soldados, sus dos amigos Pedro de Lomelín y Marcos Ortiz, un genovés, un inglés experto en la fabricación de artefactos incendiarios y nueve comerciantes.
Llegaron a Macao, enclave portugués en China. Entonces aún existían tensiones referentes a las soberanía de las aguas en virtud del Tratado de Tordesillas. Obtuvieron permiso del gobernador portugués para comerciar. Recorrieron la costa de China, desembarcando en Cantón, y la costa de Japón, desembarcando en Nagasaki. Luego fueron al sur hasta la Conchinchina, donde se toparon con dos barcos de los llamados juncos, y, con licencia de comerciantes de Macao y sabiendo que China estaba en guerra con Conchinchina, quemaron los barcos y se apoderó de lo que transportaban. Luego remontaron el Río Rojo hasta la capital de Conchinchina y se entrevistaron con el monarca de ese reino.
Tras un escarceo amoroso de Ordóñez con la hija del rey, la cual convierte al cristianismo para poder consolidar su relación, y por la muerte a manos de Lomelín de un mensajero del rey de Camboya que iba a pedir la mano de la princesa, se ganaron la confianza del rey de Conchinchina. Como existían tensiones en los territorios de Camboya y Pegu con Conchinchina el monarca se sintió satisfecho con la presencia española, y les otorgó licencia para comerciar acompañados de la una flota al mando del almirante Andononita. Ordóñez fue capturado por corsarios chinos al cargo de camboyanos pero logró escapar y dispuso su flota y la conchinchina para enfrentarse a ese contingente de corsarios. Entonces tuvo lugar la Batalla del Cabo Pracel, donde la participación del galeón español San Pedro fue decisiva para acabar con la potente flota enemiga. En esta batalla se vieron envueltos varios cientos de barcos y fue uno de las batallas navales más importantes del siglo XVI en Asia.
Por la victoria, los españoles fueron agasajados por los conchinchinos en Champa y les fueron entregados tesoros, y el galeón siguió su camino, topándose con el capitán portugués Diego Veloso, que los detuvo y alegó que aquellas aguas eran portuguesas en virtud del Tratado de Tordesillas y sólo los dejó marchar cuando abonaron 50.000 pesos.
En sus viajes también visitó el territorio continental de India en 1592, procedente de Malasia y Sumatra, y los archipiélagos indios de Andamán y Nicobar.
Fue ordenado sacerdote en Santa Fe de Bogotá por el arzobispo Luis Zapata de Cárdenas en torno a 15871588.
A su regreso a España, a principios del siglo XVII, vivió en Jaén y realizó también frecuentes viajes a Madrid. Fue nombrado canónigo en la Iglesia de Astorga y provisor, juez y vicario general en los reinos de Conchinchina, Champa, Cicir y Laos, aunque no llegó a ocupar estos cargos.
 
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