«El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, cúmplelo»
Reflexión Domingo XV del Tiempo Ordinario
«El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, cúmplelo»
Queridos hermanos:
Estamos en el Domingo XV del Tiempo Ordinario. La Primera Palabra del libro del Deuteronomio dice que Moisés habló al pueblo diciendo: Escucha la voz del Señor y guarda sus preceptos, conviértete al Señor con todo tu corazón, y con toda el alma, esto que te mando yo hoy, no está lejos de ti, no es inalcanzable, no está fuera de tus manos, cúmplelo y serás feliz. El Señor nos invita a escuchar, que significa amar y cumplir sus preceptos.
Por eso respondemos con el Salmo 68: “Buscad al Señor y vivirá vuestro corazón”. Después de toda esta pandemia ¿qué hemos encontrado? Hemos tocado dificultades, sufrimientos, muerte. ¿Qué nos ofrece el Señor? Ser felices. El Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.
La Segunda Palabra es de San Pablo a los Colosenses. “Cristo Jesús es la imagen de Dios invisible. Lo que es Dios, lo hemos visto en un hombre, Jesús de Nazaret, que es el primogénito de toda criatura y es el dueño de todas las dominaciones, principados y potestades. Todo fue creado por Él y para Él, porque Él ha venido a una cosa, a reconciliarnos con Dios, con la vida.
Por eso el Evangelio que es de San Lucas dice que se acerca un letrado, uno que había estudiado las escrituras y le dijo: Maestro, ¿qué tengo que hacer para tener vida eterna? Esta pregunta nos lo hacemos todos. Y Jesús contesta en futuro: amarás, es decir, yo te voy a ayudar a amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo. Y ¿quién es mi prójimo? El que vive junto a ti, sea pagano, sea cristiano, sea anticatólico, el otro, el hombre. ¿De quién es el hombre? De Dios, ese es tu prójimo; y le pone una parábola: La parábola del buen samaritano. Este había caído en manos de un bandido y, quedando en muy mal estado, no era ayudado por ninguno. Muchas veces pasa eso en nuestro Perú, caemos en mano de delincuentes, de bandidos, y cuando vemos un accidente, huimos, porque no queremos complicar nuestra vida, nuestro dinero. Pero hubo un samaritano que iba de viaje y no se hizo el despistado, sino que paró, lo vendó, lo curó, y lo llevó a una posada. Entonces pregunta Jesús: ¿cuál de estos tres os pareció que se portó como el prójimo? Y el letrado le contestó: el que practicó misericordia. Y Jesús dice: anda y haz tu lo mismo, es decir, no juzgues ni lo que veas, ama al otro, al que está más necesitado, al que está más cerca de ti y tendrás vida eterna. Si amas, te juegas la vida por el otro y Dios se la jugará por ti. El Señor es misericordia, por eso hermanos el infierno es no tener misericordia, es lo que hemos experimentado en este tiempo de Covid. Vemos que no somos felices, porque no tenemos misericordia, porque juzgamos. Hermanos los ojos de Dios, el corazón de Dios, la fuerza de Dios lo vemos en la cruz de misericordia.
Mucho ánimo, hermanos, que el Señor os bendiga y os conceda un fin de semana contemplando y experimentando la misericordia de Dios en los hombres, amando al otro como a ti mismo.
Con mi bendición.
Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao