Y dijeron sí a Dios
por Juan García Inza
En estos días dos jóvenes han optado por decir un sí rotundo a lo que Dios les pedía. Me reservo los nombres porque ellas quieren pasar desapercibidas. Cuento un poco sus historias, que son un soplo de aire fresco que arrastra la hojarasca de la otoñal indiferencia de muchos ambientes.
Una de ella es de Cartagena (Murcia). Nacida y formada en una familia profundamente cristiana. Terminó su carrera universitaria, al mismo tiempo que frecuentaba algunos ambientes de formación y apostolado. Por mi parroquia venía a las actividades del grupo “Familias de Nazaret”. Un movimiento nacido en Polonia y que va dirigido a la familia completa, padres e hijos. Su espiritualidad es muy tradicional: adoración al Santísimo, devoción a la Virgen, frecuencia de sacramentos… La formación la reciben por grupos de edades simultáneamente. Participan después todos en la Eucaristía vespertina del sábado. La actividad apostólica va dirigida a los ambientes de familia.
Nuestra chica iba con frecuencia a Medjugorje (Bosnia). En aquel lugar mariano se terminó de llenar de Dios de la mano de la Virgen. Había pensado entregarse al Señor por entero. Y el sábado pasado ingresó en un convento de Carmelitas de la rama de la Madre Maravillas en Torremolinos. He visto la foto que le hizo una hermana suya con el hábito de postulante. Parece un ángel, y en realidad lo es. Un testimonio fuerte para todos los que andan perdidos sin saber qué hacer con su vida. No les pedirá Dios a todos lo mismo, pero sí que no derrochen el tiempo en proyectos de corto alcance.
La otra chica es ucraniana. Abogada. De religión ortodoxa. Su padre es el pope (clérigo) de su pueblo. Me cuenta que ella vivía una fe en un Dios triste. No hay caminos abiertos para laicos cristianos. La única salida para el que quiere vivir la fe a tope es el monasterio, la vida religiosa. Ella intuía que Dios es más Padre de lo que le habían enseñado. Al venir a España, y en concreto a Murcia, descubre una Iglesia con los brazos abiertos. Un laicado católico bastante comprometido. Una posibilidad de vivir la fe y aspirar a la perfección sin renunciar a su familia, y a su vida ordinaria. Y decide solicitar la entrada en la Iglesia Católica. Tiene una gran ilusión. Es feliz por dar el paso, aunque es incomprendida por su propia familia y paisanos. Está estudiando el catecismo, y a la espera de que el Obispo de la Diócesis la reciba en el seno de la Madre Iglesia.
Dos testimonios distintos, pero en la misma dirección. Dios está en la meta de cada minuto. Jesucristo es el Camino. La Virgen María la Madre que les dice como en Caná: “Haced lo que El os diga”.