JL. Martín Descalzo
Con motivo del 25 aniversario de la muerte de José Luis Martín Descalzo he publicado un post en el Blog El Olivo, que hoy dejo sentado en este Blog Semblanzas Sacerdotales
Se cumple mañana el vigésimo quinto aniversario de la muerte del gran sacerdote, escritor, periodista y maestro de muchas generaciones de curas, José Luís Martín Descalzo. Dedicarle un merecido recuerdo es de justicia.
“Nació el 27 de agosto de 1930 en Madridejos (Toledo), en el seno de una familia profundamente cristiana, de la que era el menor de cuatro hermanos. Sus padres fueron Don Valeriano, de carácter noble y sobriedad castellana, y Doña Pepita, que derrochaba bondad y buen humor -comíamos amor cada mañana, rebanadas de alma, diría de ellos-. Ambos inculcaron en él su afición temprana a la lectura y su profundo sentido del deber.
Cuando tenía tres años se trasladaron a Astorga, nuevo destino profesional de su padre quien oficiaba de secretario judicial. Allí transcurrió casi toda su infancia, hecho que evoca de manera entrañable a menudo en sus obras, hasta que a los 12 años ingresa en el Seminario de Valladolid.
Completó sus estudios de Historia y Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma; allí formó parte del grupo poético reunido en la revista Estría del Colegio Español, que ayudó a fundar junto con José María Javierre, y en la cual colaboraron escritores como José María Cabodevilla, el más tarde arzobispo Antonio Montero Moreno, el biblista Luis Alonso Schökel, y Joaquín Luis Ortega, después director de la Biblioteca de Autores Cristianos y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, y luego el poeta y ensayista José María Valverde. Se ordenó sacerdote en 1953.
Ejerció como profesor de Literatura en el Seminario de Valladolid, dirigiendo también allí una compañía de teatro de cámara. Durante el Concilio Vaticano II fue corresponsal de prensa en el mismo. Como periodista, dirigió las revistas Vida Nueva y Blanco y Negro y el programa televisivo Pueblo de Dios de RTVE.s1 Representó una literatura relacionada con el humanismo cristiano. En 1956 obtuvo el Premio Nadal por La Frontera de Dios y en 1962 el Premio Teatral de Autores. En 1976 consiguió el Premio González-Ruano de periodismo.
Su trayectoria dramática se inició con La hoguera feliz, montada por Mario Antolín por el Teatro Nacional de Cámara y Ensayo en 1969, una nueva recreación del personaje histórico de Juana de Arco en que se privilegia su capacidad de optar por el camino más difícil. La pieza fue un éxito de crítica y público. A dos barajas (1972) fue un melodrama fácil al gusto del público de entonces. Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos (1986) constituyó su mayor éxito y, tras más de cien representaciones en provincias, llegó a Madrid y conquistó al público de la capital, sobre todo por la cautivadora interpretación de Elisa Montés.
De su prolífica obra literaria destacaron: Vida y misterio de Jesús de Nazaret, y los libros de Razones: para vivir, para la esperanza, para la alegría, para el amor, desde la otra orilla, que recogieron muchos de los artículos periodísticos publicados, seguidos semanalmente por multitud de lectores… Basados en hechos reales y cotidianos de la vida, constituyen un estilo singular, a modo de parábolas, que tratan de dar una respuesta de esperanza al dolor humano, utilizando para ello un lenguaje sencillo, transparente y a la vez profundo, al alcance del “hombre de la calle”. En ellos también expone y acerca la esencia y el pensamiento de numerosos autores que influyeron en su vida.
José Luis Martín Descalzo, padeció una grave enfermedad cardíaca y renal, que lo obligó a estar sometido a diálisis durante muchos años, en los que tuvo a su lado como ángel custodio a su hermana Sor Angelines; en ese tiempo escribió muchas de las mejores páginas de su prolífica obra, además de continuar interviniendo en televisión y escribiendo artículos en prensa. Vivió en todo momento sin dejar de sembrar esperanza y vida, hasta su muerte en Madrid, el martes 11 de junio de 1991.
Su testimonio y su obra permanecen vivos, extendiéndose hoy su legado por todo el mundo, con múltiples reediciones de sus libros.”
El libro de Martín Descalzo que me leí primero fue Un periodista en el Concilio. Contemplé su obra de teatro: A dos barajas. Guardo gran recuerdo de La frontera de Dios. Sus artículos en la prensa fueron alimento diario para un ansioso de su prosa limpia y clásica.
Quede aquí en el Blog El Olivo este recuerdo al gran maestro Martín Descalzo, a quien aún falta un gran homenaje de toda la Iglesia en España, olvidadiza con sus mejores hijos.
Tomás de la Torre Lendínez