La salvación viene de los judíos

 

Lo dijo un judío, Yeshúa, hace unos dos mil años. El mismo judío que se decía Hijo de Dios y que trataba de convencer de que, efectivamente, lo era a todo aquel de su raza que quisiera escucharle. Este mismo Yeshúa le cambió el nombre a otro judío, Shimon, y le puso Kipha -en arameo, roca-. Y con éste al frente, envió a 72 judíos a convencer a otros judíos de que Yeshúa era el Mesías, el Hijo del Dios Vivo, y que se convirtieran. Digamos que así, en síntesis, fue el nacimiento de la Iglesia Católica.

 

Nos enteramos ahora de que "los católicos no debemos convertir a los judíos". Lo dice la agencia Reuters y cita un "documento del Vaticano". Suponiendo que todo sea cierto -lo de la agencia Reuters y lo del Vaticano-, uno se queda muy preocupado por varias razones. Y no es la menor que, según san Pablo, otro judío, es necesaria la conversión de los judíos para que se produzca el regreso de Cristo -Yeshúa- en su Gloria. Uno no desea que las generaciones posteriores tengan que esperar demasiados milenios para ver tan grato y magno acontecimiento. Supongo que, si es verdad la noticia, la Iglesia Católica ha renunciado a evangelizar al pueblo judío, del cual es heredera. Esto podría ser considerado no solo como una traición a su Fundador judío, sino también como una cobardía y una falta de caridad con mayúsculas: no es muy católico dejar que la gente se condene sin más, sin haber oído hablar del Señor Jesús -Yeshúa, según los cristianos hebreos, claro-. 

 

Aunque me temo que todos los judíos han oído hablar del Señor Jesús -Yeshúa- y no quieren volver a oír hablar de Él. Como dijo uno de ellos hace mucho tiempo: "tendrían que haber enviado a ese Jesús a los leones del circo; con un picadillo de carne, no hubiesen podido fabricar a un redentor". Sería un judío exagerado, seguro. A lo peor, tan exagerado como el rabino Goldstein, quien acusaba a los sionistas de promover el antisemitismo. En fin, cosas raras.