Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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Hoy* darán la lata con el apóstata Blas Infante

por Manuel Morillo

Blas Infante, reconocido en el Estatuto Autonomía como el Padre de la Patria Andaluza, con el voto favorable del Partido Popular**, es un individuo que quería entregar Andalucía a la morisma.

 Lo que equivale a someter a los andaluces y (en este caso si que es adecuado recalcarlo) las andaluzas, a la Sharía

El apóstata Blas Infante se hizo musulmán el 15 de septiembre de 1924, ante dos testigos que le regalaron una chilaba y una daga, que conservó durante toda su vida***

Blas Infante se acercaría a la tumba de Al-Mutamid (último dirigente musulmán de Sevilla antes de su liberación), en Agmhat (lugar cercano a Marrakech).

Y es allí cuando Blas Infante hace la Shahada ("testimonio", es el medio por el cual un musulmán se reconoce como tal en una comunidad de creyentes), en una pequeña mezquita de Agmhat, adoptando el nombre de Ahmad («el que pone en acto lo que estaba en potencia», según el parecer de Ibn Arabí).

Los testigos del acto por el que Ahmad Infante se reconocía musulmán fueron dos andalusíes nacidos en Marruecos, y descendientes de moriscos: Omar Dukali y otro de la kabila de Beni-Al-Ahmar.

Blas Infante en Agmhat, peregrinó a la tumba de Motamid, conoció a Omar Dukali, descendiente del último Rey moro de Sevilla y testigo de su Shahada, ceremonia pública de su reconocimiento como musulmán.
 


 

 

Blas Infante, pergeña una doctrina, como indican los textos que recoge Moa en Una historia chocante, que en nada desmerece de la de Arana o Prat. Blas Infante aspiraba a

"vivir en andaluz, percibir en andaluz, ser en andaluz y escribir en andaluz"

No llegó a escribir mucho en ese idioma, pero descubrió que

"el lenguaje andaluz tiene sonidos los cuales no pueden ser expresados en letras castellanas. Al alifato, mejor que al español, hay necesidad de acudir para poder encontrar una más exacta representación gráfica de aquellos sonidos".

Estas peculiaridades

"influjos clásicos de una gran cultura pretérita"

obligaban a estudiar la conveniencia de

"reconstruir (sic) un alfabeto andaluz"

para separarlo del "español", aunque entre tanto fuera preciso

"valernos de los signos alfabéticos de Castilla".

A juicio de Infante, la historia de la región había sido muy mal contada, debido a intereses bastardos que intentaban disimular su realidad nacional.

Andalucía había sido nación en tres ocasiones: la protohistórica Tartessos, la Bética del imperio romano y la Al Ándalus musulmana.

Después habían llegado la miseria y la opresión españolas. De aquellos tres momentos, el más interesante para él era el tercero, por más reciente: en la "comprensión" del período andalusí debía descansar la recuperación de la "conciencia andaluza".

De modo parecido a Arana, diseñó para su "nación" un escudo y una bandera, verde y blanca, colores de los omeyas y los almohades respectivamente. Ante las burlas y quejas, Infante exclamó:

"¡Qué gobierno, qué país! ¡Llegan a sentir alarma ante el flamear de una bandera de inocentes colores, blanca y verde! Le hemos quitado el negro como el duelo después de las batallas y el rojo como el carmín de nuestros sables, y todavía se inquietan".

¡Un inocente, el buen Infante!, y lo del "carmín de nuestros sables" está sin duda muy logrado.

Su fervor por Al Ándalus le llevó, además de a peregrinar a Marruecos en pos de la tumba del rey de la taifa sevillana Al Motamid, a escribir dramas en honor de él y de Almanzor, enalteciendo las glorias musulmanas.

De acuerdo con esas ideas, y remitiéndose al principio de autodeterminación, escribía en un manifiesto el 1 de enero de 1919:

"Sentimos llegar la hora suprema en que habrá de consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España. Declarémonos separatistas de este Estado que, con relación a individuos y pueblos, conculca sin freno los fueros de la justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la Libertad; de este Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los Pueblos extranjeros. Avergoncémonos de haberlo sufrido y condenémoslo al desprecio. Ya no vale resguardar sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad que dicen nacional"

(Manifiesto andalucista de Córdoba)



 

Los escritos de Blas Infante son además de un disparate histórico una traición para los andaluces. Sus auténticos propósitos son entregar y someter los andaluces a Marruecos. Textos como éste son evidencias:

“El pueblo andaluz fue arrojado de su Patria (…) por los reyes españoles y unos moran todavía en hermanos, pero extraños países y otros, los que quedaron y los que volvieron, los jornaleros moriscos que habitan el antiguo solar, son apartados inexorablemente de la tierra que enseñorean aún los conquistadores. Y es preciso unir a unos y otros. Los tiempos cada día serán más propicios. En este aspecto, hay un andalucismo como hay un sionismo. Nosotros tenemos, también, que reconstruir una Sión”****.

Pero en lo que hay que tener cuidado y estar prevenido es la forma en que actúa el andalucismo, siguiendo la actitud engañosa y ocultista de Blas Infante, tal como recoge la web de la Liga Morisca de Al-Andalus***:

Incluso, en 1.931, las Juntas Liberalistas inician una campaña a favor de la construcción de una mezquita en Sevilla "no con ánimo de hacer profesión o confesión de una religión determinada, sino con el objeto de afirmar la libertad y pluralidad religiosas, elementos de síntesis de la Historia de Andalucía". Para ello, elaboran un cuestionario para los lectores: "¿Qué lugar de Sevilla seria el más a propósito (sic) para situar el templo musulmán?. ¿De cuáles medios pudiéramos valernos para allegar los necesarios recursos?". Evidentemente, Infante no podía hacer público su Din islámico por las consecuencias profesionales, políticas y familiares que ello le acarrearía, viviendo su Islam en “Taqiyya*****”, practicándolo y viviéndolo en su intimidad, sin hacerlo público, -tal como lo hicieron cientos de miles de moriscos desde la conquista castellana-, excusando, no sin convencimiento, la construcción de la Mezquita de Sevilla por motivos de “libertad y pluralidad religiosa”.

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Nota General: No confudir Andalucía con al-Ándalus ( árabe الأندلس ), el territorio de la Península Ibérica y de la Septimania bajo poder musulmán durante la Edad Media, entre los años 711 y 1492, y por lo tanto tampoco andaluz con andalusi

*Con motivo del aniversario de su ejecución el 11 de agosto de 1936

** El Partido Popular no solo vota favorablemente a que en el Estatuto Andaluz se ratifique en que el Parlamento de Andalucía reconozca a Blas infante "como Padre de la Patria Andaluza" (Preámbulo de la Ley Orgánica 2/2007, de 19 de marzo) sino que le realiza homenajes:

ARENAS PRESIDE LA REUNIÓN DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PP-A EN HOMENAJE A LA MEMORIA DE BLAS INFANTE SERVIMEDIA MADRID/SEVILLA, 10-AGO-2008 El vicesecretario de Política Local y Autonómica del PP y presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas, presidirá esta mañana la reunión del Grupo Parlamentario Popular en el Parlamento andaluz en homenaje a la memoria de Blas Infante.

*** La apostasía de Blas Infante, sus formas de actuar, narradas hagiográficamente se pueden ver en la web de la YamaA Islámica de Al-Andalus (Liga Morisca) **** Texto recogido en WebIslam

***** El principio llamado Taqiyya ( التقية ) es la dispensa que tiene el musulmán para mentir y engañar al Infiel acerca de las creencias, métodos y objetivos del Islam . El principio elimina toda posibilidad de diálogo entre el islam y otros sistemas de creencia. ¿Por qué¿ Porque el infiel (tú y yo) nunca sabremos si lo que nos dicen es la verdad o un paquete de mentiras. En el islam es perfectamente aceptable mentir y engañar al kafir (infiel) porque esta religión vive en un estado permanente de guerra contra los no musulmanes y el engaño es una táctica legítima para ellos. La palabra o la promesa de un musulmán a un kafir no vale nada ante los ojos de Alá, es decir, no acarrea consecuencias si es quebrantada.

Taqiyya es un recurso muy usado por los líderes del islam a nivel internacional en sus negociaciones con los gobiernos de occidente, y en el plano local cuando los musulmanes son minoría en una nación.

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