Progre o retro
por Juan García Inza
Me encontré el otro día un chico que hacía un tiempo no veía. Casi no lo conocí del cambio que había dado en su aspecto exterior. Parecía que iba vestido de carnaval: dos herrajes en la cejas, unos pendientes cutres en las orejas, una especie de garfio clavado en el labio inferior, tatuajes a granel, un chaleco viejo lleno de remaches, unos pantalones vaqueros raidos, rotos, con la culera que le llegaba poco menos que a la corva, y con cara de imbécil… Me quedé de piedra. Le pregunté si era él, y me respondió con palabras que casi se le caían de los labios, que sí, efectivamente era él de cuerpo presente. -¿Qué ha pasado?- le pregunté. Y me respondió tan tranquilo: -Nada que me he hecho progre-. Me entraron ganas de dar media vuelta y dejarlo allí, pero por caridad no lo hice. Le pregunté qué entendía por progre, y me dijo: -Pues eso, estar al día, vivir la vida, las nuevas ideas, lo que se lleva, seguir la corriente, estar al loro, la vida son tres días y hay que disfrutarlos, lo demás son rollos patateros… Ese es el progresismo para un buen puñado de gente: vivir, disfrutar a tope, fuera compromisos, huir de valores clásicos y pasados de moda, hacer el amor, el botellón de cada fin de semana, montárselo bien con los colegas, alejarse de los moldes viejos de la familia, el trabajo bien hecho, el pensar en el futuro, el esfuerzo y el servicio a los demás… De eso nada, no hay que calentarse la cabeza. De hijos nada que son un enredo. Los embarazos son una desgracia, vivir en pareja, sea la pareja que sea, ¡viva la naturaleza!, pero no la humana, por supuesto. Y si me canso de vivir pues a morir y quitarse de en medio… No sé si nos estamos volviendo locos. Ese avance progresivo sin rumbo fijo y sin norma de tráfico puede ser, y es, fatal. Hay que parar y revisar nuestra maquinaria interior, el chasis exterior, y el camino que va a ninguna parte. Puede ser fatal lanzarse el vacío sin paracaídas. Decía Juan Manuel de Prada en un reciente artículo: “Retroceder hacia la cordura es la máxima expresión de valentía en una época que avanza hacia la locura”. Es una insensatez pretender progresar sin saber hacia dónde y por qué. El actor y dramaturgo José María Flotats afirma en una entrevista: “La involución no es una tontería, hay que aprender a vivir con los medios humanos necesarios y dignos y saber que lo importante es otra cosa”. Y afirma rotundamente: “Soy optimista: tras esta crisis global cambiaremos de forma de pensar, volverá la espiritualidad perdida”. Asegura que el fruto de esta crisis es aprender a vivir de otra manera. No todo está en la moda y el consumo. Siento que algunos no se hayan enterado y sigan tomando el camino sin retorno. Espero que mi amigo algún día se pare a reflexionar y encuentre otra dirección que le lleve a la autentica felicidad. Ni progre ni retro, sencillamente verdaderos. Juan García Inza