¿Era necesaria esta pandemia?
¿Era necesaria esta pandemia?
¿Era necesaria esta pandemia?
No me atrevo a decir que fuera necesaria porque sería aceptar fatalmente el sufrimiento humano. Dios no quiere el sufrimiento como tal, sino nuestro bien. Pero en el hombre se dan cita dos paradojas: no terminamos de comprender cual es nuestro verdadero bien, y no estamos dispuestos a poner nada de nuestra parte para conseguirlo.
La realidad es que la humanidad estaba abocada a una deriva suicida, cuesta abajo, a toda velocidad. En poco tiempo se han pulverizado los grandes valores, y el hombre, con los ojos tapados, sed han lanzado al abismo sin valorar las consecuencias. Han aumentado los vicios, se han disparado los suicidios, han aumentado exponencialmente los abortos, los homicidios, los divorcios, las violaciones, la pornografía, etc. Es decir, el hombre se ha deshumanizado. Los animales parece que ocupan sus huecos abandonados, como hemos visto por televisión estos días en ciudades y pueblos.
Dice Viktor Frankl, (que fue un neurólogo, psiquiatra y filósofo austríaco, fundador de la logoterapia y análisis existencial. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau): Cada tiempo tiene su neurosis, y cada tiempo necesita su psi-coterapia… Nosotros en la actualidad ya no estamos confrontados con una frustración sexual, como en tiempo de Freud, sino con una frustración existencial. Y el paciente típico del momento presente ya no padece tantos complejos de inferioridad, como en tiempos de Adler, cuantos sentimientos abismales de falta de sentido, asociados con una sensación de vacío, razón por la cual hablo de un vacío existencial.
La psicóloga Gema Sánchez Cuevas comenta: El desarrollo de un sentido de la vida puede frustrarse cuando las metas y objetivos no terminan de realizarse o cumplirse; cuando el choque entre expectativas y realidad es tan fuerte que solo la desilusión hace acto de presencia, o bien cuando las situaciones de crisis amenazan la sensación de seguridad y certidumbre y no se cuenta con las herramientas adecuadas para hacerlas frente.
Todo ello desemboca en un profundo estado de frustración existencial que vacía a la persona por dentro y que, en ocasiones, la lleva hasta un doloroso abismo. Es como si en su interior albergaran un denso desierto, ese en el que el absurdo domina la existencia y se pierde casi toda capacidad de conectar y sentir a los demás. (https://lamenteesmaravillosa.com/vacio-existencial-la-sensacion-de-que-la-vida-no-tiene-sentido/)
Pienso que estamos en esa etapa, que venía fraguándose desde hace años, y que estalló en el mayo del 68, y ha venido creciendo progresivamente a lo largo de nuestra historia contemporánea. Comprobamos que la juventud anda desorientada en temas esenciales. Deambula por la vida sin saber a donde va, no de don de viene. Se aburren y recurren a estimulantes corrosivos. Y lo mismo ocurre en adultos de todos los niveles culturales y económicos.
Y sigue diciendo la psicóloga: Así, cuando la persona experimenta un profundo estado de tedio, desgana y está perdida en el laberinto de su existencia tiene conflictos en su dimensión espiritual. No es capaz de integrar sus heridas, incluso puede que ni siquiera las identifique; pero tampoco de encontrar un porqué a su existencia, de manera que se ahoga en el sufrimiento y experimenta una falta de sentido, de coherencia y finalidad o lo que es lo mismo: un vacío existencial.
Frankl afirma que este vacío es la raíz de muchos trastornos mentales. Es decir, el quiebre en la dimensión noética o espiritual, esa sensación de que la existencia no tiene sentido, se expresa en la dimensión psicológica a través de tres grupos de síntomas principales:
Síntomas depresivos.
Síntomas agresivos con o sin descontrol de impulsos.
Adicciones.
Creo que es evidente que estamos en esa etapa de la historia de la humanidad. Se ha abdicado del pensamiento, la reflexión, y hemos caído en la subcultura de los inmediato, de la improvisación, de lo que me place, de lo vulgar, de la indecencia, del descreimiento… Todo lo que supera el poco espacio que se deja a la inteligencia se niega. Se derriba a Dios de su cielo y colocamos a los nuevos ídolos que adoramos incondicionalmente. Y el vacío interior del ser humano, joven y mayor, sed profundiza, y con ello el tedio y la desesperación.
Hacía falta un parón, aunque fuese forzoso. Y Esto lo ha conseguido un diminuto virus que ha frenado en seco a la humanidad. Nos ha confinado, y en nuestro silencio y soledad parece que hemos comenzado a pensar. El miedo nos ha hecho mirar hacia arriba y hacia adentro. ¿Era necesaria esta pandemia? Por lo menos nos ha hecho el favor de descubrir y sacar a flote la poca humanidad que nos quedaba.
Como dice el refrán: No hay mal que por bien no venga. Venceremos al coronavirus, pero no olvidemos las palabras de Jesucristo al enfermo curado en la piscina de Siloé: Después de esto Jesús lo halló en el templo y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.
Juan García Inza
Juan.garciainza@gmail.com