Bacterias, virus y contagios.
por Juan del Carmelo
Estamos empezando a vivir una sicosis de terror, por la posibilidad de que nos llegue a afectar la pandemia de la gripe A. Nunca he visto a tantas personas legas en medicina, documentarse acerca de la lo que es una bacteria, de lo que es un virus y si la temida gripe A, la origina una bacteria o un virus.
Ya he recibido varios correos, de amigos bienintencionados, que me remiten documentación y recomendaciones, para prevenir el peligro de contagio que se nos viene encima. Todo el mundo habla de, lavarse con frecuencia las manos, no tocar grifos o pomos de puertas en sitios públicos, no darse la mano con nadie, no besarse, usar mascarillas, etc… Leemos con avidez, las listas de personas que por correr más riesgo podrán ser vacunadas y miramos la posibilidad de formar parte de uno de esos grupos de riesgo. Esto es, como si estuviésemos a bordo del Titanic la noche del hundimiento y tratásemos denodadamente de poder acceder a una de las pocas barcas de salvamento que se iban a flotar. Pero esta situación como todo lo que pasa en este mundo en que vivimos tiene su lado o aspecto espiritual, pues no olvidemos que, queramos o no somos cuerpo y alma. Veamos
Lo primero que me he preguntado, al meditar sobre este problema, y quizás por una formación un tanto cartesiana que tengo, es saber cuál es la raíz del temor que esta pandemia origina. Inmediatamente me he contestado y me ha venido a la mente el temor a la muerte, que a todo el mundo domina y a continuación, en relación a este temor, me he acordado de las palabras del Señor cuando dijo: “Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése”. (Lc 12,4-5). Como sabemos aquel que tiene poder para enviarnos al infierno es el maligno.
Vivimos en un mundo infectado de gérmenes y accidentes que nos llevan a la muerte y diariamente son cientos de miles las personas que víctimas de enfermedades y accidentes fallecen en el mundo. En relación a la gripe común al año mueren en el mundo medio millón de personas. Son muchísimos menos los que perecen o ya han perecido por el virus de la gripe A y sin embargo la histeria se está desatando, quizás como algunos apuntan, provocada por razón de un contubernio, entre los fabricantes de vacunas que quieren hacer su agosto, y los políticos de turno que prefieren que no se hable de la crisis, ni de su mala gestión de ella. Es el temor a la muerte y el apego a este mundo lo que nos crea este terror histérico y nos lleva a tomar medidas preventivas, entre las cuales ya los hay que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, y quieren cambiar incluso la liturgia de la misa. Y digo yo, esto es ganas de jorobar por jorobar, pues que les importará a ellos el tema o los temas religiosos, si nunca pisan la Iglesia.
Bien está y Dios quiere que se tomen medidas razonables y que los científicos estudien una vacuna, pero al final, aquí no va a ocurrir, nada más que lo que Dios quiera o permita que pase, y sea esto lo que sea, podemos estar bien seguros que colectiva e individualmente, siempre pasará lo que Dios considere mejor para nuestra eterna felicidad, aunque nosotros no lo veamos así ni tampoco lo comprendamos. Él sabe muy bien lo que se hace y a todos nos quiere, incluso a los que nosotros no estimamos que el Señor pueda quererlos, por las fechorías que al amparo de su poder de gobierno político hacen, y que a todos nos afectan.
Las bacterias y los virus son gérmenes que nos contagian, pero solo dañan nuestro cuerpo y sin embargo no somos capaces de ver que diariamente, nos estamos tragando imágenes, comentarios, noticias, opiniones en los medios de comunicación, que están contagiando nuestra alma, que la están enfermando, y que en muchos casos el maligno que nunca descansa, ha conseguido matar muchas almas que viven fuera de la gracia de Dios. Vivimos en un mundo en el que la gente está solamente pendiente de temas circunstanciales, que solo en pocos casos les afectan directamente, como puede ser la amenaza de una subida de impuestos, o las actuaciones prevaricadores de ciertos funcionarios públicos, u otros variados casos que en la mayoría de las veces son temas de puro cotilleo de porteras, cuando estas existían, por lo que espero no ofender a ninguna.
El escándalo es un pecado terrible, al que pocos le dan su debida importancia y día a día, vivimos empapados de escándalos, que nos suministran en dosis generosas todos los medios de comunicación, presentándonos como natural y corriente las deleznables y reprobadas conductas de famosos, famosillos, políticos y señoras dedicadas al protagonismo que otorga la política, incluidas tanto las de unos partidos de izquierda, como las de derecha. El Señor fue duro en sus palabras, para aquellos que fomentaran el escándalo y dijo: ¡Ay del mundo por los escándalos! Porque no puede menos de haber escándalos; pero ¡ay de aquel por quien viniere el escándalo! Si, pues, tu mano o tú pie te es ocasión de pecado, córtatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos manos o los dos pies, ser arrojado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, y ser arrojado a la gehena del fuego”. (Mt 18,6-9).
Más nos valdría preocuparnos, de lo que sí directamente nos afecta ahora, y tremendamente nos afectará cuando abandonemos este mundo, es necesario tener siempre las maletas preparadas, pues no sabemos para cuando tenemos la reserva de plaza para el viaje, y puedo asegurar y aseguro, que nadie se va a quedar aquí, por mucho que se su empeño en ello.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.