¿Qué es la Humanofobia?
por En cuerpo y alma
Nada es casual, todos los disparates que estamos viendo introducir en las sociedades modernas postdemocráticas –la democracia, reducida a meras elecciones periódicas sin verdadero debate ideológico- y particularmente en la española, por distintos y poco interrelacionados que parezcan los unos de los otros, están, por el contrario, muy interconectados, siguen la misma estrategia y tienen un único e idéntico objetivo: deslegitimar al ser humano, cuestionar su derecho a multiplicarse y a dominar la tierra, qué casualidad, los dos primeros que al ser humano le otorga el Génesis en la Biblia.
Desde el aborto hasta la eutanasia, desde el lenguaje inclusivo hasta la ideología de género; desde el animalismo hasta el cambio climático; desde las leyes de educación pública y de memoria histórica hasta la emigración desordenada; desde las medidas “antimachismo” hasta el ventajismo feminista y la promoción LGTBI… todos ellos, todos, siguen una estrategia que les prohíbe combatirse entre sí, -aunque habría muchas razones para que lo hicieran-, y persiguen un único y común objetivo que ya les he descrito, pero que les repito, porque ahí se halla la clave de la cuestión: deslegitimar al ser humano, cuestionar su derecho a multiplicarse y a dominar la tierra.
En algunos de ellos la relación entre el proceso y el objetivo perseguido se presenta muy clara y requiere de poca explicación. En otros, el camino es más tortuoso, y hay que exprimir un poco más el cerebro para hallarla. No les voy a detallar esa relación en cada caso, no porque no sea fácil hacerlo, sino porque ello alargaría mucho este artículo y lo haría desviarse del mensaje que pretende difundir. Pero es así, créanme.
La estrategia del proceso bebe, sin duda, del marxismo, pero la ideología no es propiamente comunismo, aunque esté utilizando a las mismas personas y a los mismos grupos sociales que utilizaba antaño el comunismo, razón por la cual nos puede llegar a parecer comunismo.
Ahora bien, contiene importantes innovaciones, la primera y más importante, la de no presentarse como un cuerpo ideológico cerrado, como haría antaño un partido comunista o incluso, en el otro lado del espectro político (no tan lejano como nos pueda parecer), un partido nacional socialista, no, sino como inquietudes, preocupaciones, perfectamente independientes entre sí, y ocultando en todo momento y premeditadamente que la ideología es la misma y el objetivo común, ¿hace falta que les repita cuál?
Se trata de una ideología de laboratorio, muy bien planteada, orquestada en los mejores think tanks del mundo que financian las grandes fortunas del planeta (que no hay nada mas chic que tener un think tank), y difundida e implementada desde los lobbies más potentes de la sociedad internacional, verdaderos agentes y depositarios, tanto unos como otros, think tanks y lobbies, del poder real y del dominio mundial, del que gobiernos nacionales y partidos políticos no son sino esbirros –de ahí que haya desaparecido el debate político, convertido hoy en una pantomima sin otro objetivo que el reparto de los sillones-.
Unos esbirros, -eso sí, y como siempre lo fueron los esbirros-, muy bien pagados, si bien aquí, con una innovación también, y no poco importante: no les pagan sus jefes, es decir think tanks o lobbies, no, sino que se autofinancian solos, gracias al dinero público, es decir, el que aportan sus víctimas, aquéllos a los que tienen que imponer su ideología.
Y bien, esto, todo esto, es Humanofobia, escribámosla por una vez con mayúscula: la ideología que odia al hombre, que no lo considera sino un depredador del planeta, una circunstancia indeseable, una plaga a exterminar (por el propio hombre). La ideología que hoy gobierna el mundo, y que todavía, estamos en trance de descubrir y de desenmascarar, verdadero objetivo de este artículo.
Mientras se consigue, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
©L.A.
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