Carta abierta al Presidente del Gobierno
Carta abierta al Presidente del Gobierno
Sr. Presidente del Gobierno español, lo considero a usted una persona inteligente, de lo contrario los lerdos hubiéramos sido nosotros al votarle. Pero hasta los inteligentes fallan muchas veces por múltiples razones incomprensibles. Los que le votamos a usted en las elecciones generales lo hicimos fundamentalmente por su promesa de defender la vida y la familia. Mucho disgusto nos propinó la ley Zapatero sobre el aborto. En usted vimos una puerta abierta a la esperanza.
Y el hasta hace poco Ministro de Justicia, Sr. Gallardón, comenzó a trabajar lentamente en un proyecto de reforma que le llevó más tiempo de la cuenta. En este terreno los retrasos cuestan cientos de vidas. Por fin lo acabó, y cuál fue nuestra sorpresa cuando, en unas declaraciones improvisadas antes de emprender un viaje, usted nos suelta la noticia de que se retiraba el proyecto de reforma y la cosa quedaba como estaba. Para eso, Sr. Rajoy, no tenía que haber contado con nosotros. Nos hemos sentido defraudados.
Y resulta que, a estas alturas de la historia de nuestra democracia, por su decisión descabellada, nos vemos abocados a tener que dejarnos invadir por un tsunami marxista de la antigua usanza. ¿De verdad va a dar usted lugar a que España se convierta en la versión europea de un régimen bolivariano? ¿Tan poco quiere usted a España? ¿Tan poco le importa el respeto a la vida?
Su partido no podía caer más bajo. Millones de personas no están dispuestos a apoyar un programa que no respete decidida y valientemente la vida. Muchos de sus miembros están pensando darse de baja. La España seria –no la que le importa poco matar a inocentes-, está sufriendo la amenaza de un futuro incierto, revolucionario, antiespañol. ¿No le da que pensar?
Decía Kennedy: En la política es como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal. Y en esa política suya hay muchas decisiones que no son totalmente correctos, más bien lo contrario, y está mal. Es un mérito suyo el haber sacado a España de una grave crisis económica, lo reconocemos. Pero no olvide aquellas palabras de Jesucristo: No solo de pan vive el hombre.
¿Qué podría hacer? Siendo usted tan decidido como parece, considero que lo más aconsejable y justo es que diera la cara y dijera: -Señores, me he equivocado. Perdón. Retomamos el proyecto de reforma de la ley del aborto. España no se merece otra cosa. No dude que se lo agradeceríamos, y devolvería a muchísima gente de orden la paz que ahora se le ha negado, y a su partido el prestigio que nunca debió perder. Este gesto de humildad haría historia, aunque a muchos le retorciera las entrañas. No es cuestión religiosa, es de pura humanidad.
El respeto a los valores incuestionables que brotan de la misma naturaleza humana, están por encima de toda estrategia política. No se puede cambiar la vida por un plato de lentejas. Y no es suficiente amañar las decisiones con una pretendida defensa de la familia, y una restricción del aborto juvenil con la clausula de que debe contar con el permiso de los padres las menores de edad. La vida nunca puede depender de la decisión de los padres. Conozco casos en los que han sido ellos los que han inducido al aborto a las hijas para salvar el honor de la familia, y evitar los problemas suscitados con un embarazo inoportuno.
No dé lugar a que al lamentable espectáculo de la corrupción económica, se una en España una corrupción moral que puede matar, como el virus del ébola, a una sociedad que tiene derecho a vivir. España está en sus manos. Oiga al pueblo sano que le pide un gesto de patriotismo, humildad y humanidad.
Atentamente
Junan García Inza
Juez Eclesiástico