El transhumanismo, otra zancadilla al ser humano
EL TRANSHUMANISMO, OTRA ZANCADILLA AL SER HUMANO
Juan García Inza
Parece que la humanidad se ha empeñado en abolir, o desfigurar, la naturaleza humana. Apareció otro torpedo a la línea de flotación del ser humano, llamado transhumanismo.
¿De qué se trata? El transhumanismo es un movimiento intelectual que propone superar los límites naturales de la humanidad mediante el mejoramiento tecnológico y, eventualmente, la separación de la mente del cuerpo humano. Nada menos. Si separamos la mente del cuerpo humano, este se convertiría en un “demente”. Le estaríamos privando de la facultad mas valiosa, con la cual el hombre puede pensar, puede decidir, puede ser libre.
El objetivo del Transhumanismo es llegar a un transhumano con mayores capacidades físicas, psíquicas e intelectuales y, posteriormente, a un posthumano, un ser que ya no será humano, sino que será superior a él.
El humano “transhumano” se convertiría en un monstruo, una especie de zombi teledirigido por la máquina. Sería matar al ser mas valioso de la creación y transformarlo en una maquina “pensante”, en un muerto viviente. Recordamos aquella película escalofriante titulada “la noche de los muertos vivientes”.
El transhumanismo se llevará a cabo mediante ingeniería genética, eugenesia embrionaria y prenatal, nanotecnología y biotecnología aplicada al cerebro y a potenciar las capacidades sensoriales y cognitivas del hombre. Mediante fármacos que controlen el bienestar emocional y reduzcan el impacto negativo de ciertas experiencias actuando sobre los centros de control y neurotransmisores. Mediante el uso de píldoras de la personalidad que eliminen aspectos negativos como la timidez o que aumenten la capacidad creativa y emocional. Mediante la ampliación de la expectativa de vida utilizando terapias genéticas o métodos biológicos que bloqueen el envejecimiento celular. Mediante la existencia post-biológica, realizando un escaneo de la matriz sináptica del individuo y transmitiéndola después a un ordenador, una especie de emigración de un cuerpo bilógico a un substrato puramente digital. También mediante la creación de “máquinas superinteligentes”, que combinan Inteligencia Artificial con parte orgánica, serán los denominados cyborg (cybernetics-organism), mitad ordenador, mitad orgánico. Por último, mediante la crioconservación de pacientes enfermos o fallecidos y la reanimación futura de pacientes en suspensión criogénica. (Elena Postigo Solana).
Como se puede observar, el transhumanismo no es ninguna broma. Es la trasformación del ser humano en otra cosa, llámese superhombre, monstruo, máquina pensante, etc. Pero la realidad nos demuestra que una cosa es la maquina pensante incapaz de amar, y otra el ser humano con alma y corazón. “El transhumanismo es la nueva utopía del siglo XXI; viene a decir: vamos a cambiar la evolución”, dice un estudioso del tema, el urbanista Albert Cortina. Y observa que todo esto tiene detrás a las grandes corporaciones de Silicon Valley. En efecto, es muy posible que estas ideas no hubieran salido nunca de un ámbito ciberpunk si no fuera porque su gran apologeta es nada menos que el director de ingeniería de Google, Raymond Kurzweil, por más señas inventor (diseñó, siendo muy joven, una máquina lectora para ciegos), teórico visionario, un hombre empeñado en la prolongación de la vida, especialmente la suya propia. (Félix Flores , en “La Vanguardia).
(22/12/2019 00:06 Actualizado a 22/12/2019 03:28).
El tema es profundo y atrevido, pero no pasa de la mera especulación, del sueño del superhombre de Nietzsche. Los hombres somos seres humanos, con alma, cabeza y corazón. Nos superamos en la medida en que somos mejores espiritualmente, moralmente, afectivamente, y ponemos corazón en el trato con nuestro Dios Creador y con los demás seres humanos.
No olvidemos aquella propuesta del demonio a la mujer para que comiera del árbol prohibido: “Seréis como dioses”, y esto es lo que pretenden los “inventores” de la “máquina pensante”, del ser humano computarizado. En definitiva, convertirnos en los nuevos esclavos silenciosos de los dictadores del nuevo orden mundial. El hombre así manipulado vendría a ser, como dijo Noetzsche, “el último hombre, esclavizado, despreciable y envilecido que, en el seno de la decadencia moderna y del nihilismo, frente a la muerte de Dios y de los ideales suprasensibles, prefiere sobre todo una felicidad mezquina, alejada de toda creación , de toda voluntad de poder creadora.
Tal vez pensemos que todo esto es fantástico, que no pasa de ser un proyecto utópico, pero la realidad nos está demostrando que grandes masas de jóvenes y adolescentes, no ven más allá de su botellón o litrona. Esas mentes alborotadas no tienen tiempo y espacio para pensar. Otros piensan por ellos, y el resultado lo estamos comprobando cada día. La operación transhumana está en marcha, y no se si hay quien la pare, a no ser que nos dispongamos a pensar y nos empeñemos en reconstruir un verdadero humanismo, en donde el hombre es considerado el valor supremo de la creación, y fuente de los valores, que recorre la historia de la mano de Dios.
Juan García Inza