La escuela: el servicio más completo
La escuela: el servicio más completo
por Duc in altum!
Veamos, a continuación, las ventajas que ofrece hacer de la escuela un medio concreto para educar a partir de la fe y de la razón:
PRIMERA: El acompañamiento es permanente y progresivo. Mientras que la pastoral juvenil queda limitada a unas cuantas horas del fin de semana (que no es poca cosa), la escuela, por decirlo de alguna manera, crece con los estudiantes, acompañándolos a través de los diferentes grados. Al crecer con ellos, es posible ayudarles según la etapa que estén cursando. Tomemos en cuenta que gran parte de la semana la pasan en la escuela y eso presenta la posibilidad de apoyar -cualitativa y cuantitativamente- a los padres de familia o tutores, quienes siguen siendo los primeros responsables de la educación de sus hijos e hijas. Sin un trabajo previo; es decir, educativo, la promoción vocacional se vuelve un imposible. Por lo tanto, para que las nuevas generaciones encuentren su lugar en el mundo y en la Iglesia, nada como un modelo educativo abierto a las diferentes vocaciones.
SEGUNDA: Se habla de estar en frontera; sin embargo, ¿acaso trabajar con una veintena de alumnos que traen una variedad impresionante de ideas, pendientes, dudas, alegrías, penas e ilusiones, no es una de las periferias existenciales sobre las que tanto ha insistido el Papa Francisco? En el colegio hay varios desafíos en un mismo lugar. Si el trabajo académico y pastoral es el adecuado, los frutos van más allá de lo predecible y esto provoca un cambio positivo en el mundo.
TERCERA: Además de trabajar con y por los estudiantes, se abre la puerta de hacer lo mismo con los padres de familia. No hay que olvidar que la raíz de la crisis que estamos viviendo es antropológica. Por esto y muchas cosas más, apostar por la reconstrucción del tejido social se impone como una de las responsabilidades del ser y quehacer educativo. Desde luego, el personal -religioso y seglar- tiene que esforzarse por dar ejemplo de lo que dice creer, pues de nada sirve hablar de valores familiares cuando el ambiente laboral se parece a un campo de batalla.
CUARTA: Manteniendo un buen nivel académico, se logra disminuir el índice de delincuencia. Cuando hay conocimientos y comportamientos éticos, es más fácil conseguir trabajo. Aunque la realidad socioeconómica es muy compleja, vale la pena sentar buenas bases.
QUINTA: Las adicciones tienen mucho que ver con la ociosidad o los problemas familiares; sin embargo, a través de actividades culturales y deportivas existe la posibilidad de fomentar ideales más altos de los que habitualmente se ofrecen en algunos espacios y medios de comunicación.
SEXTA: Es un campo solidario, pues aprovechando los ingresos de los grandes colegios, se puede dar paso a la fundación y mantenimiento de escuelas en las zonas más pobres. ¿El resultado? Educación inculturada. ¡Nadie queda fuera!
Como podemos darnos cuenta, no estamos despreciando los otros medios que existen para evangelizar; sin embargo, renunciar a los colegios para irse a otro lado es un acto irresponsable; es decir, ligado más a una ideología que a la realidad. Urge redescubrir la vocación educativa-vocacional de la Iglesia Católica. Como dijo el Papa Francisco, en el encuentro que sostuvo con cientos de estudiantes italianos el 10 de mayo de 2014, “no dejemos que nos roben el amor por la escuela”.