Misiones ¡sí!, hipocresía ¡no!
Misiones ¡sí!, hipocresía ¡no!
por Duc in altum!
Sentirse mejor que los demás: Jesús criticaba a los que se tenían por justos, mientras excluían a los otros. Irse de misiones implica mucho tiempo y esfuerzo, pues se trata de algo constructivo; sin embargo, hacerlo para ganar aplausos y, desde ahí, mirar a los demás -especialmente, a quienes no fueron- por encima del hombro, constituye una incongruencia. Si alguno participa y regresa sintiéndose un santo, quiere decir que no aprendió nada, pues la santidad no es algo que se consiga en tan solo una semana. Recordemos que la humildad y la sencillez son indispensables para poder participar enserio.
Doble vida: Todos somos pecadores; sin embargo, un requisito imprescindible es trabajar cada día por ser más congruentes entre lo que decimos y lo que llevamos a la práctica. De nada sirve usar el paliacate, tomarse fotografías ayudando y cantar durante la Semana Santa, si al regresar no hay un cambio de actitud. “Le pongo el cuerno a mi novia, tiro el dinero a la basura, pero pues “x”, me voy cada año de misiones”. Por sorprendente que parezca, muchos piensan así y esto se convierte en una tentación más frecuente de lo que se cree.
Nadie da lo que no tiene: Aunque esta clase de iniciativas sirven para acercar a los jóvenes que viven alejados de la Iglesia, hay que tener un mínimo de formación, pues ¿cómo hablar de Dios si no se le conoce? Por lo tanto, si quieres hacer algo que valga la pena, dale una ojeada al catecismo; es decir, fórmate e infórmate. Ahora bien, si es la primera vez que vas y no tienes muy claro quién es Jesús, ¡no importa, por algo se empieza! Eso sí, pide que alguien más experimentado te ayude en los temas que presentes.
Hay que evitar la retórica hipócrita. Las misiones no son un club social para blanquear la conciencia. Se trata de vivir una experiencia diferente, espiritual, comprometida, agradable, divertida y cercana a los más necesitados. En otras palabras, una lección concreta para encarar mejor los retos que plantea la realidad social del país a la luz del Evangelio.