Viernes 4ª S. de C.: Llamados a ser santos
Viernes 4ª S. de C.: Llamados a ser santos
Hay quienes no solamente no se deciden a santificarse, sino que les molesta que otros se tomen en serio su vida espiritual. Siempre ha ocurrido lo mismo. Por eso tú no te puedes desanimar cuando te critiquen, te calumnien, se rían de ti o te aconsejen mal. Con el Señor ya lo hicieron. «En aquel tiempo recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de los Campamentos. Cuando sus parientes habían subido ya a la fiesta, subió también El; pero no mostrándose, sino privadamente»
Siglos antes, ya el libro de la Sabiduría trató el problema. «Dijeron los impíos, razonando equivocadamente: Acechemos al justo que nos resulta incómodo» . El Santo resulta incómodo porque es un signo patente de lo trascendente. Es un recuerdo palpable de lo sagrado.´
«Se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; declara que conoce a Dios y se da el nombre de Hijo del Señor; es un reproche para nuestras ideas y solo verlo da grima; nos considera de mala ley y se aparta de nuestras sendas como si fueran impuras; declara dichoso el fin de los justos y se gloría de tener por Padre a Dios» . Aquí tenemos en boca de los impíos, una perfecta descripción de la ejemplar conducta de los Santos. De los Santos valientes que saben defender su fe, su ideal, su programa de vida.
«Ríete del ridículo. Desprecia el qué dirán. Ve y siente a Dios en ti mismo y en lo que te rodea. Así acabarás por conseguir la santa desvergüenza que precisas, ¡oh, paradoja!, para vivir con delicadeza de caballero cristiano» (Camino, n.390).
Juan García Inza