Estudiantes de medicina y el paradigma de la fe
Estudiantes de medicina y el paradigma de la fe
por Duc in altum!
Una mentira con apariencia de verdad:
Cuando se difunde una idea falsa puede suceder que a fuerza de tanto repetirla sea tomada como una máxima, algo verdadero. Esto suele pasar cuando hablamos de la estrecha relación que existe entre la fe y la ciencia. Aunque se trata de campos diferentes, ambos buscan la verdad. Nos han repetido tantas veces la historia del caso Galileo, que nos parece imposible que un médico –como perito en ciencias de la salud- pueda practicar la fe católica; sin embargo, la verdad de las cosas es que la posición de la Iglesia choca contra la ignorancia, pues mientras los descubrimientos científicos garanticen la dignidad de la persona humana, no hace más que apoyarlos y promoverlos. Tan es así, que cuenta con la mayor red de hospitales en el mundo. Simplemente, pensemos en el nivel del Policlínico Gemelli de Roma.
Pacientes que ignoran su fe:
Ciertamente, muchos enfermos católicos, al desconocer los aspectos más elementales de la fe que supuestamente practican, pueden llegar a decir a su médico frases como: “yo no necesito de ustedes, me basta la oración”; sin embargo, el que algunos piensen que la fe y la ciencia se oponen, de ninguna manera anula la existencia de Dios o la relevancia de la religión en el campo de la salud. Orar es importante, clave para recuperarse, pero esto no significa que haya que dejar de tomarse la medicina prescrita para superar la anemia o cualquier otra patología.
Soberbia:
Aunque muchos estudiantes de medicina tienen un horizonte muy amplio y, desde ahí, saben dialogar y defender su fe, hay una corriente atea que tiene más relación con la soberbia que con el rigor intelectual. “Soy ateo porque he estudiado el comportamiento biológico del cuerpo”, a lo que conviene responder: “quizá seas honesto y verdaderamente no creas en Dios porque te faltan motivos; sin embargo, ¿no será que al estar tan cerca de la vida y de la muerte llegas a sentirte un ser superior por tener el arte de la técnica quirúrgica?" Hoy día, muchos (ojo, ¡no decimos todos!) son ateos porque se creen más inteligentes que el resto de la población promedio y eso tampoco es un argumento para desechar el aporte de la fe. Sería interesante verlos discutir con algún teólogo de la talla de Joseph Ratzinger, quien –de entrada- habla un mayor número de idiomas que muchos de sus oponentes, quienes lo llaman “oscurantista” por creer en Dios. Como pueden darse cuenta, la crítica no es hacia los ateos ilustrados, sino a los que lo aparentan para pasar por listos.
Conclusión:
Tenemos que esforzarnos por demostrar con argumentos que es posible pertenecer a la Iglesia Católica y, al mismo tiempo, estudiar y ser un buen médico, alguien tan respetable como el Dr. Moscati. La ciencia y la tecnología, en el campo de la salud pública, no son un obstáculo sino un medio para encontrar y reconocer a Dios en el ingenio humano.
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