Sobre la carta del P. Pagola al Papa

            El que fuera durante años Vicario General de la Diócesis de San Sebastián, escribe una carta al Papa, no sé si abierta o personal, pero en todo caso publicada en los medios. La he leído varias veces. No encuentro en ella nada chocante. Solo me gustaría hacer algunas precisiones personales, y subrayar algunas de sus ideas.

            En primer lugar me llama la atención el tono tan coloquial que usa, tratando al Santo Padre de tú a tú, como si de un colega se tratara. Posiblemente  lo conocía de antes, pero ahora es el Papa, y aunque él  se abaje mucho pienso que hay que respetar las distancias. Claro que al P. Pagola, que tanto se esforzó, en su famoso libro, en humanizar al máximo a Jesús y a María, no le parecerá ya apropiado seguir mirando al Papa desde abajo. Francisco está de lleno metido en una renovación a fondo de la Iglesia, pero sigue siendo el Papa, en caso contrario no podría hacerlo.

            Dicho esto, el fondo de la carta es un aplauso entusiasta al estilo llano y familiar  que acompaña al Papa en todas sus manifestaciones. A todos, o casi todos, nos agrada. Tiene también sus detractores, son los inmovilistas de siempre que prefieren que se hunda la Iglesia antes de tocar una tilde de lo opinable.

            Con todo creo oportuno recordar que este esfuerzo por introducir en el mundo la Buena Noticia del Evangelio ya lo mantuvo, y con creces, Papas anteriores (Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II… El monumental legado del Magisterio de Benedicto XVI es un gigantesco empeño en empalmar la Verdad de Fe con la Razón, y eso ahí queda como legado histórico para siempre). Francisco lo que está haciendo es traducir todo ese Magisterio a un lenguaje de “la calle”, con gestos y palabras. Unas enseñanzas que parecen de catequesis elemental, pero que están iluminando muchas mentes que tienen abiertas de par las puertas a Cristo.

            Es completamente cierto que para lograr una reforma a nivel eclesial hacen falta otras reformas más profundas, a nivel personal. Lo que siempre se ha llamado conversión, que arranca desde el inicio del cristianismo. En verdad hay que volver a Jesús, al auténtico Jesús, Redentor de la humanidad, Camino, Verdad y Vida, Pastor, Vid, Buen Samaritano…

            Sí, agradecemos al Papa ese acercamiento a los niños, que han sufrido durante años la crueldad de muchos depravados, de dentro y fuera de la Iglesia. Todo lo que se haga por ellos es poco, y desde antes de nacer. Los más frágiles los primeros. En verdad están en el punto de mira de Jesús.

            Hay que salir de la Iglesia (con mayúscula) y de las iglesias (con minúscula), para ir al encuentro del hombre de hoy que está en las periferias, y algunos tendidos en la cuneta desde tiempo inmemorial.

            Subraya Pagola las palabras del Papa: “La Iglesia crece con el testimonio y la predicación, no con el proselitismo”. “Id y curad enfermos”, “Lo que habéis recibido, dadlo gratis”. Y tantas expresiones lapidarias, auténticos titulares de prensa, que impactan al hombre de la calle metido en la dureza de la vida, y al hombre de Iglesia que parece haber olvidado algo tan evangélico. Bueno es recordarlo.

            Y se agradece al Papa que con tanta claridad denuncie los pecados de hoy, y de siempre, que tanto daño hacen dentro y fuera, y al mismo tiempo hable de misericordia divina (“misericordina” para el pueblo sencillo), que nos anima a volver para pedir perdón, como el hijo pródigo que se encuentra un padre con los brazos abiertos.

            Sí, hay que abrirse de par en par a la novedad del Espíritu que renueva todas las cosas. El Papa está ofreciendo el vino nuevo del Evangelio, pero los odres, que somos  nosotros, deben renovarse para que no revienten. “A vino nuevo odres nuevos”. Y esta renovación lleva su tiempo, aunque Francisco la esté urgiendo.

            Hago mío, igualmente, el deseo de Pagola: que se establezcan las pautas a seguir para delimitar bien el perfil que han de tener los futuros obispos, y al mismo tiempo los nuevos sacerdotes. Creo que estamos en el buen camino, y guiados por las manos de un Pastor que sabe lo que hace. ¿Difícil tarea? Sí, pero no olvidemos: “Todo lo puedo en Aquel que me da la fuerza”. Gracias Papa Francisco. Un saludo amigo Pagola.

Juan García Inza

Juan.garciainza@gmail.com