¿Amistad o fraude?
¿Amistad o fraude?
por Duc in altum!
En la vida, no se puede andar sin amigos. Por algo se dice que son “hermanos de distinta madre”; sin embargo, recordando un poco los refranes que nos enseñaban en primaria, vale la pena subrayar que “no todo lo que brilla es oro”. A veces, confundimos las cosas y terminamos marginando al amigo o, en su caso, a la amiga de verdad, sobrevalorando al que aparenta amistad, cuando en realidad se trata de un fraude, ya que lo único que busca o pretende es sacar provecho.
Veamos algunos síntomas de un mal amigo que seguramente nos van a resultar muy familiares:
-“Ocupado en tanto no me convenga”: Da igual si todos quieren ir a jugar boliche. Nunca cede. Mientras no sea a donde él quiera, dirá que está ocupado, lleno de pendientes, aunque viva el estilo“nini”[1].
-“Que te escuche otra persona”: Se la pasan contando sus problemas, llamando la atención por todos los medios posibles; sin embargo, cuando les toca escuchar y/o aconsejar, hacen como que no entienden y se siguen de largo.
-“Saca las nuevas copas”: Está al pendiente de lo que compra su amigo, quien –por distraído o humilde- no está obsesionado con los bienes familiares. Entonces, lo presiona para que haga una fiesta y, desde ahí, se cuelga para aparentar lo que obviamente le falta.
-“Te contesto al otro día”: Tiene una agenda más ocupada que la del presidente. Además de oponerse a cualquier salida que no le guste, se hace de rogar y tarda horas o días en contestar las llamadas y mensajes de los que se supone toma como amigos.
No se trata de chantajear a nuestras amistades o sobrevalorarlas a tal grado que no las dejemos en paz. La dependencia de muchos jóvenes a su círculo de amigos es tan dañina como el usarlos y tirarlos. Lo cierto es que se impone la necesidad de tener los ojos bien abiertos, sabiendo distinguir quien es quien.
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Expresión coloquial para designar a las personas que no estudian ni trabajan.