Miopía espiritual (por Alejandro Deschamps)

Estimados lectores, les comparto un artículo que fue escrito por el L.A. Alejandro Deschamps Espinosa de los Monteros:

Hoy en día vivimos una evolución del pensamiento y de las ideas libres, la creatividad y la potencialización de los valores intelectuales ya son -a la percepción del mundo laboral y civil- uno de los commodities más preciados; sin embargo, recientemente hemos visto nacer una nueva prioridad que a mi parecer es excelente: la espiritualidad. En un mundo tan acelerado escuchamos diagnósticos y proyecciones a futuro hablándonos de la depresión, la ansiedad, el estrés y las condiciones crónicas médico-emocionales como los nuevos males de la humanidad.

Y fue entonces cuando reflexione -con mi cabeza que esta algo chapada a la antigua-, ¿por qué antes no era esto problema, cómo le hacían nuestros abuelos para combatir el estrés?, la respuesta es simple, antes existía mayor ejercicio espiritual. Aunque actualmente vemos la importancia espiritual recalcada por científicos, médicos y expertos como un bien instrumental, anteriormente simplemente no hacía falta saber que era importante porque estaba presente.

Bueno en fin, en estos días afortunadamente hay una inquietud por explotar nuestra espiritualidad, incluso en algunas conferencias ideológicas se ha considerado la propuesta de una educación que contemple el segmento espiritual como forma de un estilo de vida feliz y saludable (Lifestyle and Mental Health, Roger Walsh).  Como reacción a esto la gente ha recurrido al yoga, la meditación psicológica, los retiros “New age”, reuniones de abrazos y pensamientos positivos. Esta necesidad es tan presente que se ha creado todo un segmento empresarial en torno a ello. Y vuelvo a pensar, ¿cómo es que esto no existía antes y no era necesario para estar en paz con nuestra espiritualidad?, la respuesta de nuevo simple: la religión. Hemos desechado completamente el ejercicio espiritual por calificarlo erróneamente como superstición o costumbre sin utilidad, no encontramos remuneración alguna en el tiempo invertido para la fe y la reflexión, las decisiones se toman en base a dos criterios: “si no me provoca placer inmediato o valor económico no vale la pena” .

 Aunque es verdad que el ateísmo en el mundo podría explicar esta nueva búsqueda de la espiritualidad perdida, me inquieta más la postura del católico y el fiel que, conservando la tradición de la religión y permaneciendo en ella cumpliendo sus sacramentos, sea el último lugar en el que piense buscar el bienestar espiritual. Qué otro objeto tiene pertenecer a una religión si no es el de encontrar un bien trascendental y un valor fundamental, en qué otro concepto podemos tener a la Iglesia.

También vemos a católicos, en busca de cultivarse espiritualmente en el protestantismo o las sectas de nueva creación, cuando el catolicismo y sus principios gozan de una sabiduría filosófica, intelectual y teológica impresionantemente superior (tomando en cuenta que es la Iglesia más antigua).  Una parte de la culpa de esto debemos cargarla los católicos que no hemos hecho nada para comunicar las ideas valiosas y frescas que parecieran estar ocultas para muchos curas y fieles. Me ha sucedido en ocasiones que gente católica se extraña cuando le aseguro que la Iglesia no contradice a la ciencia (por mencionar una de tantas). Pero por otra parte mucha gente también experimenta esta postura de indiferencia a la Iglesia, la Iglesia se conserva como uno de esos bonitos floreros o jarrones de vidrio caros, se mantienen como decoración de la casa y aunque al principio admiramos su bello diseño el tenerlo siempre junto al comedor ha logrado que se vuelva parte del panorama, hasta que llegamos a ignorarlo, es tanta nuestra indiferencia que el día que traen flores a la casa o necesitamos un decorativo para la mesa esa noche especial, pensamos primero en comprar un jarrón barato y de mala calidad en vez de recordar que tenemos uno en casa mil veces mejor. Así se comportan varios católicos, permanecen en la Iglesia de forma rutinaria sin darle uso a sus frutos y peor aún conservan una actitud de desagrado ante la Iglesia porque creen que no hay nada nuevo que ver y buscan novedad en otros terrenos. No se dan cuenta que ignoran las grandes virtudes que ofrece la Iglesia Católica, virtudes que van más allá de ir a misa los domingos, rezar el rosario y pedir milagros a los "santitos". La religión es ese análisis esencial que nos ayuda a comprender nuestro origen, disfrutar lo que tenemos y encaminarlo al bien común perdurable.

Amigos los invito a que compartamos estos fundamentos tan maravillosos y frescos que tenemos en la fe católica, llena de raciocinio, lógica y amor. Compartamos las palabras de los Papas Benedicto XVI y Francisco, que se encuentran llenas de verdad y revelación,  y contrario a lo que piensa todo el mundo, los escritos del Papa distan de parecerse a aquellos poemas, frases y rezos cursis que suelen compartir las y los fanáticos del mundo color de rosa.