Los dibujos han sido elaborados por una religiosa de la Orden de Hijas de María Nuestra Señora (ONS)
Santiago Mosquera, un mártir de 16 años, en cómic (3)
Cuando Santiago tenía 16 años estalló la guerra. El 25 de julio de 1936 los milicianos se presentaron en casa de los Mosquera. Iban buscando armas y encontraron dos escopetas de caza. El padre se encontraba fuera del pueblo [como ya dijimos pues estaba en Portugal realizando un trabajo para el periódico "El Debate"]. Inmediatamente fueron detenidos sus hermanos Ramón y Luis. Santiago se indignó por la injusta detención y gritando les preguntó: "¿Por qué?... si todos en el pueblo tienen escopetas para ir a cazar conejos y perdices". También él fue detenido.
Conducidos a la iglesia parroquial de Santiago Apóstol que, como en tantos otros lugares hacía de cárcel, fueron encerrados en las capillas laterales que tenían verjas de hierro y puertas con candados. Fueron salvajemente maltratados. Allí los tuvieron hasta.
Pérez de Urbel continúa:
«Santiago, un adolescente de dieciséis años, merecía figurar, ya antes de su martirio, en las estampas de los ángeles, que hacen cortejo al Cordero Inmaculado de Cristo Jesús, por su bondad, docilidad, pureza angelical, ternura fraternal y filial obediencia.
En la iglesia-prisión quedaban todavía seis personas: junto a Santiago estaba el coadjutor de la parroquia de Villanueva, el siervo de Dios Eugenio Rubio Pradillo. Amarraron a Santiago a una estaca.
Y la horrible y continua cantinela de siempre.
-Blasfema.
-Nunca. Aunque me matéis.
Una bofetada le llenaba la boca de sangre.
-Blasfema.
-Puedes pegarme otra vez. Yo no blasfemo
Otra bofetada le producía sangre sobre la sangre. Atado a la estaca estuvo dos días sin comer ni beber. El niño gemía dolorosamente...
-Si haces lo que nosotros hacemos... comes y te perdonamos la vida.
El joven cerraba los ojos y no respondía.
-Abre los ojos o te pego un tiro.
Y uno de aquellos criminales le aplicaba una pistola al vientre.
-No quiero veros.
-¿Qué no quieres vernos? Ahora sí que vas a ver. Pero las estrellas».