¡Abrámos colegios, cambiemos vidas!
¡Abrámos colegios, cambiemos vidas!
por Duc in altum!
El proyecto es ambicioso, suena poco viable; sin embargo, ¿acaso no es la Iglesia una experta en hacer posible lo imposible, sobre todo, en medio de las crisis? Necesitamos relanzar la educación católica, tanto desde el punto de vista humano, como estructural, teniendo en cuenta que nos toca responder, atreviéndonos a dar pasos audaces. Si hace falta abrir una escuela -lejos de excusarnos- debemos dar lo mejor de nosotros mismos para poder construirla y, desde ahí, ponerla en marcha. ¡Abrámos colegios, cambiemos vidas!
San José de Calasanz
La falta de buenos profesores no puede dejarnos indiferentes. Antes bien, ¡formar a los que forman!, ¡educar a los que educan! Es un proceso difícil, arduo; sin embargo, ¿hay algo fácil que valga la pena? Todo lo que provoca un cambio positivo, resulta de un esfuerzo considerable. De ahí que no haya “pero” que valga, cuando se trata de dar paso a una nueva generación de educadores, de hombres y mujeres identificados con la fe y con la razón. ¡Qué los futuros maestros y maestras tengan las bases para formar y reformar! Hay que recuperar la dignidad del quehacer educativo, para que no caiga en manos de aquellos que no tienen el más mínimo interés de educar.
San Juan Bautista de La Salle
Cuidemos el nivel académico y pastoral, estando al pendiente de los pequeños detalles, sin olvidar organizar viajes y encuentros deportivos con otros colegios. Todo cuenta al momento de enseñar, de marcar la hoja de ruta hacia el progreso, hacia el liderazgo que es entendido como una vía para contribuir al bien común de la sociedad. Los valores han decaído, por la falta de colegios de verdad. Los estudiantes no son clientes, sino destinatarios de una misión concreta. Varios pasajes del Evangelio nos muestran a Jesús enseñando -con paciencia y dedicación- a sus discípulos y eso nos motiva a seguir adelante.
Sierva de Dios Ana María Gómez Campos, F.Sp.S.