Un retiro significativo con la Orden de Predicadores
Un retiro significativo con la Orden de Predicadores
por Duc in altum!
Tomando en cuenta que vengo de un ambiente en el que Cristo ha sido cambiado por la sociología que materializa demasiado a la fe, desconectándola del magisterio de la Iglesia, haberme encontrado con un grupo de frailes que cuidan la liturgia y que, a su vez, se esfuerzan por mantenerse al día, me pareció sensacional, fuera de serie. Me gustó la manera que tienen de explicar el equilibrio que debe existir entre la contemplación y la acción, además de que permanentemente había uno o dos sacerdotes dispuestos a escucharnos, confesarnos o darnos alguna palabra de aliento. Nos hablaron de la oración, del estudio y del apostolado. Fundados por Santo Domingo de Guzmán alrededor del año 1206 en Francia, a través de diferentes restauraciones, han sabido mantener la identidad, la fidelidad al carisma fundacional, lo cual, hoy no es tan fácil de encontrar en cualquier institución religiosa. Eso fue lo que me gustó, lo que me ayudó a vivir el retiro a partir de una perspectiva marcada por la dimensión espiritual, aunque siempre abierto a lo que sucede más allá de mis preocupaciones y pendientes.
El horario del retiro fue flexible, dando paso a diferentes momentos ante Jesús Eucaristía. Recuerdo lo que dijo el maestro de novicios que fue invitado a darnos una plática: “no tengan miedo de caer en el derroche de tiempo delante del Señor”. ¡Sabias palabras! Sólo estando con Jesús, podemos hacer algo que realmente valga la pena. Su amor es la fuerza que nos motiva, que nos lanza y compromete con la extensión del reinado del Espíritu Santo en el aquí y el ahora, sabiendo dialogar con los que piensan diferente, con los que han dejado la fe. ¡Al más puro estilo de Santo Domingo, quien buscó acercarse a los alejados!
No olvido las caminatas por el bosque, pues en la naturaleza está la huella de Dios. Ahí aprendí que la oración no es un monólogo, sino un diálogo, que Dios nos da las certezas suficientes para poder seguirlo a partir del camino que elijamos. Una espiritualidad como la dominicana, merece ser presentada a las nuevas generaciones, a los jóvenes que buscan un encuentro con Dios más allá del sentimentalismo exacerbado. Es hora de volver a las raíces, a la oración, al estudio, a la alegría e ilusión de trabajar por Jesús a través de proyectos concretos. El retiro fue del 3 al 5 de agosto del año en curso (2012), sin embargo, pasados los meses, he podido asimilarlo mejor. Me quedo con una frase de Santo Tomás de Aquino O.P.: “contemplar y dar a los demás lo contemplado”.