"Escucha, Israel. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria."
REFLEXIÓN DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO
"Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Queridos hermanos:
Estamos ante el domingo XXXI del Tiempo Ordinario. ¿Qué dice la Palabra de Dios? La primera lectura es del libro de Deuteronomio el Señor nos invita a guardar sus mandamientos y seamos felices. ¿Cuál es el mandamiento que nos manda el Señor? “Escucha Israel, ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número” y te voy a llevar a “una tierra que mana leche y miel” que es para experimentar el Reino de Dios, el poder amarnos. “Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria”. Hoy, hermanos, el Señor nos hace una promesa: “Amarás al Señor”. Porque el cristianismo no es un moralismo, es una gracia que nos viene de lo alto, es un don, un regalo del Señor. El “Shemá Israel” es la Palabra que pone Dios al hombre para que sea feliz. Está en futuro que quiere decir que el Señor nos va a ayudar a amarlo, este es el secreto de la vida que vas a transmitir a tus hijos, estando en casa o yendo de camino, poniéndolo en las jambas de tu casa, que es un signo, sobre todo ahora en medio de la pandemia, del amor de Dios.
Respondemos con el salmo 17: “Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza. Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte”. Hermanos, refugiémonos en el Señor y nos dará la victoria frente a nuestros enemigos.
La segunda Palabra es de la Carta a los Hebreos dice que el sacerdocio de Jesús no pasa, permanece para siempre, su sacerdocio es actual. Por medio de Jesús nos acercamos al Dios fuerte que puede hacer maravillas en nosotros. No necesitamos de sacrificios ya que Él mismo se sacrificó por mis pecados.
El Evangelio de San Marcos dice que un letrado, uno que había estudiado, se acercó a Jesús y le preguntó: “¿qué mandamiento es el primero de todos y el más importante?” A lo que Jesús respondió: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que éstos”. El letrado replicó: “Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él”. Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. El Señor nos pone aquí el Shemá ¿cuál es el primer mandamiento que nos invita el Señor a poner en práctica? Escuchar, escuchar a Dios. Y ¿en dónde se le escucha a Dios? En su Palabra y a través de la historia de cada día. Nadie puede amar si no escucha. Este Shemá lo vivió Jesús en la cruz. Amó a su Padre con toda su mente: fue coronado con las espinas. Con todas sus fuerzas: fue clavado en la cruz. Las fuerzas del hombre son el trabajo y el dinero. Cristo amó al Padre con todo su corazón, por eso fue traspasado con una lanza. Hermanos, aquí está el secreto de la felicidad, esto es lo que ha hecho Jesús. ¿Por qué se cumplió esta Palabra? Porque estaban esperando al Mesías que cumpliera esta palabra y este es el signo de que Él ha llegado ya. Por eso, hermanos, ánimo que Dios quiere cumplir este Shemá en cada uno de nosotros para que seamos felices, es decir, podamos experimentar el poder de Dios. ¿Tú quieres experimentar que Dios tiene poder? Pongamos en práctica esta Palabra y experimentaremos que Dios tiene poder sobre la muerte y de Él nos viene la felicidad, la alegría, el sentido de nuestra vida, que es lo que estamos buscando.
Que el Señor os conceda todos a amarle a Él, poner en práctica este Shemá. Pidámosle al Señor que lo cumpla en nosotros, porque es un don gratuito, no hay que forzarse, sólo hay que pedírselo. Ánimo, hermanos, porque en medio de esta pandemia, en medio de los problemas que tenemos, el tesoro que Dios nos abre es esta Palabra profética que Él quiere cumplir gratuitamente, para poder nosotros también darlo gratis a los jóvenes, en la universidad, en tu trabajo donde tú vives, en tu familia.
Que el Señor os bendiga con su paz. Un fuerte abrazo, rezad por mí.
+Con mi bendición.
Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao