Viernes, 22 de noviembre de 2024

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Abandonarse o entregarse

por El Blog de Juan del Carmelo

            Abandonarse o entregarse son dos términos sinónimos…, aunque como siempre ocurre con los sinónimos, existen ente ello pequeños matices diferenciadores. Pero no es el caso, de perder el tiempo ahora, en analizar un algo que a los efectos que nos interesan, esto no tiene trascendencia.

 

            A mi juicio, y siempre así lo he manifestado en libros y glosas escritas, existen tres grandes fases o pasos en el camino hacia Dios. El primero es el de Buscar a Dios, apoyándose la persona de que se trate, en esa impronta o huella suya, que Dios deja en cada alma que crea, esta impronta, le crea una inquietud en su ser a toda persona,  que le lanza a la búsqueda de su Creador. En forma burda o perfecta el hombre necesita conocer la Verdad, darle respuestas a una serie de preguntas trascendentales, a las que desde su nacimiento, no le encuentra la respuesta adecuada y por  ello el hombre busca a Dios. El camino de búsqueda puede ser corto o largo, con un resultado, desde su juventud o en su senectud. Recuérdese la parábola de los obreros contratados en diferentes horas del día para trabajar en la viña. (Mt 20,116). Desgraciadamente son muchos los que no llegan a iniciar este primer paso, porque, el maligno consigue que ellos ahoguen en su corazón, la impronta divina que es la sed de Dios que genera en la persona, el impulso de buscarle. Son personas en las que el maligno  también ha logrado que ellos, que también  ahoguen esa otra impronta que Dios pone en toda alma humana y que se llama remordimiento.

 

            Iniciado este primer paso y puesta un alma a trabajar en la búsqueda de Dios, y manifestando el deseo de encontrarlo, inmediatamente la búsqueda y el deseo dan frutos, porque en la vida espiritual, desear es ya empezar a poseer. El que desea un bien espiritual, ya ha empezado a poseerlo. Será cuestión de más o menos tiempo, el poseerlo plenamente, pero el que desea ya posee un poco de lo que desea. Pongamos por ejemplo, el deseo que mucho manifiestan de tener fe, no se dan cuenta de que si verdaderamente quieren tener fe, la fe ya han empezado a tenerla, porque al decir que quieren tener fe, están ya reconociendo la existencia de Dios. A nadie se le ocurre desear poseer algo que no existe. Siempre lo que se desea es porque existe.

 

            El segundo paso será el de Amar a Dios y el tercero, el de Entregarse al Señor. Las consecuencias de la iniciación del mencionado primer paso, es que los dos siguientes se generan  sucesivamente uno tras otro. El que se ha puesto en camino para buscar a Dios, está ya empezando a amarlo, y como el amor exige siempre reciprocidad, el que busca a Dios, ha empezado ya a caminar hacia Dios, se da cuenta de que Dios es el objeto de su búsqueda, tal como reiteradamente nos dice San Juan evangelista: “Dios es amor, y el que vive en amor permanece en Dios, y Dios en Él”. (1Jn 4,16).  Y lentamente, va entrando en la dinámica del amor de Dios. Digo lentamente, porque el principio es siempre lento. El arranque en la vida espiritual, es como un tren que se pone en marcha, es un arranque siempre lento, por que el maligno mete todos los palos que puede, en los radios de las ruedas, pero si el maligno no logra parar el tren, este va ganando impulso cada vez más y sobre todo aparece algo muy positivo que son los buenos hábitos, ellos son como la inercia de velocidad que cada vez va tomando la marcha del tren.

 

            La velocidad que vaya tomando el tren, depende de nosotros, pero ojo, solos no podemos mantener el ritmo de velocidad y menos aumentarlo. Ya nos lo advirtió el Señor cuando nos dijo: "Yo soy la vid. Vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada”. (Jn 15,5). Necesitamos el combustible para alimentar la máquina y este combustible se llama gracia divina. Es lo lógico, cuanto más combustible tengamos más rápida y potente funcionará la máquina. Solo de nosotros depende.

 

            Pero tarde o temprano, si se sigue avanzando, la máquina tomará una potencia y una velocidad tal, que en el alma movida por un apasionado amor al Señor, sentirá la necesidad de entregarse a Él, es decir pasara a la tercera fase. Es muy trascendente en la vida espiritual de un alma, entrar en esta tercera frase, el Señor nos cambia de una forma tan absoluta y total, que cuando ya ha pasado algún tiempo después de haberse uno entregado a al Señor, se mira para atrás y uno queda sorprendido de lo que fue y ahora es. El cambio en unos es lento, en otros es inmediato, pero siempre se requiere un determinado periodo de tiempo, pues el tiempo es siempre imprescindible en el desarrollo de la vida espiritual, ya que hay un factor imprescindible para prosperar y es la perseverancia, la cual necesita del tiempo para poderse poner de manifiesto.       

 

            Con la entrega, uno pone en manos del Señor el timón de su vida, goces o amarguras toman un cariz distinto porque se sabe perfectamente que esos goces o esas amarguras son muy convenientes y se aman por igual pues son frutos de la voluntad de nuestro amado. El que se ha entregado al Señor, encuentra para su sorpresa un desapego a todo lo mundano, sean bienes materiales, afectos que atan, o situaciones que nos fomentan la vanidad, como pueden ser el deseo de honores y tratamientos. Todo este desapego será inicialmente menos fuerte, que como será al final. El final será siempre un encuentro con nuestro Amado que nos espera. Santa Teresa de Lisieux decía: ¿Por qué habría de tener miedo de encontrarme con alguien a quien tanto amo?  Es indudable que el amor perfecto destierra el temor a la muerte.

           

            Estas tres fases que aquí hemos rápida, somera y rudimentariamente hemos explicado, necesitan siempre de tiempo; insistimos el tiempo es imprescindible en el avance de la vida espiritual, porque para ello es imprescindible la perseverancia que está unida a la constancia, y estas solo se desarrollan en el tiempo. Estas tres fases son en resumen las tres fases clásicas de: la vía purgativa de los iniciados, la vía iluminativa de los aprovechados, y la vía contemplativa que da paso a la vía unitiva con el Señor.

 

            Santa Teresa de Jesús, nos habla de una relación entre las vías o etapas, que hayan alcanzado las almas en su desarrollo, y la clase de oración que preferentemente se practique. De las tres vías, la primera, es decir, la purgativa o de los principiantes, puede corresponder al primer nivel de oración de Santa Teresa, la segunda, es decir, la iluminativa o de los aprovechados, puede entenderse referida al segundo nivel de oración, y la tercera vía la unitiva o de los perfectos, se puede entender referida a los niveles tercero y cuarto de oración de Santa Teresa. Es clásico que el desarrollo de la vida espiritual, se realice siempre entres etapas.

 

            Tanto Santa Teresa de Jesús, en su libro: “Castillo interior o de las Moradas”, como San Juan de la Cruz, en su libro: Subida al Monte Carmelo, nos detallan detenidamente todo lo referente al progreso del alma humana en sy camino hacia Dios.

 

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

 

            Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

-        Libro. BUSCAR A DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461164516

-        Libro. AMAR A DIOS.- www.readontime.com/isbn=978461164509

-        Libro. ENTREGARSE A DIOS.- www.readontime.com/isbn=8460975940

-        Libro. CONOCIMIENTO DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461179107

-        Compromiso de entregarse a Dios. Glosa del 21-0311

-        Carácter absoluto de la entrega al Señor. Glosa del 21-0711

-        Tus facilidades Señor. Glosa del 13-0911

-        Per ipsum et in ipso et cum ipso. Glosa del 26-0111

-        Entregarse a Dios. Glosa del 011110

-        Llenar la vida con Cristo. Glosa del 20-0511

-        Locuras de amor. Glosa del 26-0110

-        Vibrar de amor. Glosa del 31-0510

-        El celo de tu casa me consume   28-0910

-        Cómo se ha de entregar uno al Señor. Glosa del 25-0611

-        Y Dios… te dilacerá. Glosa del 0311-09

-        Frutos de la entrega. Glosa del 30-0910

-        Voluntad de entrega. Glosa del 091110

 

            Si se desea acceder a más glosas relacionadas con este tema u otros temas espirituales, existe un archivo Excel con una clasificada alfabética de temas, tratados en cada una de las glosas publicadas. Solicitar el archivo a: juandelcarmelo@gmail.com

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