Bienes humanos
Ya hemos dicho en otra ocasión…, que el ser humano es un manojo de deseos y precisamente son los deseos, los que ponen en marcha la voluntad de la persona para que inicie una actividad, con el objeto de conseguir el bien deseado. Porque bien sean los deseos, de carácter material o de carácter espiritual, el objeto del deseo del ser humano es siempre entrar en la posesión de un bien, sea este de carácter material o de carácter espiritual..
La persona humana, como todos sabemos, está compuesta de dos partes, denominadas cuerpo y alma. Muy distintas son las dos, pues una pertenece al orden material o de la materia y la otra al orden superior del espíritu, de lo que resulta que sus necesidades son distintas y en cierto punto antagónicas. Pero mientras nuestro Creador, que es el Señor, no decida sacarnos de este mundo, cosa que siempre lo hace con todo el mundo cuando Él estima, que ha llegado el momento oportuno, nosotros, estamos viviendo aquí abajo, en un mundo material y limitado en el tiempo, pues toda materia tiene una vida limitada; habiendo sido creados para otro mundo sin limitación alguna en el tiempo y para una clase de felicidad que desconocemos y que anhelamos sin conocerla, pies para ella hemos sico creados, por lo que tratamos de consolarnos en esta vida, con un remedio material de un algo que llamamos felicidad y que no logra calmarnos esa ansia, de esa otra auténtica felicidad de carácter espiritual y por ello eterna que nos espera.
Nosotros nos encontramos aquí, metidos en una lucha personal y propia de cada uno de nosotros entre lo que nos pide nuestro cuerpo y lo que nos demanda nuestra alma. Y en esta lucha, que se denomina lucha ascética, lo que hemos de lograr es el superar una prueba de amor, una prueba en la que demostremos que somos capaces de corresponder a ese gran amor, yo diría que terrible e inconmensurable amor que nuestro Creador nos tiene. Para aquel, que de nosotros que tenga tendencias artísticas o creativas, le es fácil comprender esto que digo, pues el que crea siempre ama la obra que sale de sus manos y ello es así, porque nosotros somos un reflejo limitado e imperfecto de nuestro Creador.
Púes bien, dicho lo ya escrito, el hombre en la tierra los bienes que puede adquirir son de dos clases. Unos bienes de carácter material para satisfacer las necesidades de su cuerpo material, y otros de carácter espiritual para satisfacer las necesidades de su alma. Pero es el caso, que el hombre desde que nace, más se preocupa de sus necesidades materiales, que de sus necesidades espirituales que su alma le demanda. Y es el caso de que tanto el cuerpo como el alma, son insaciables porque cuanto más se les da, más desean.
En el orden material, casi nadie, por no decir nadie, está conforma con lo que tiene, siempre desea más, desde la comida, hasta llenar el estómago dilatándolo, hasta el dinero, pasando por los vestidos, las casas, los coches…, etc., nadie considera que tiene lo suficiente. Esto me recuerda la letra de un viejo tango argentino, que decía: Todos queremos más… el que tiene un peso, quiere tener dos, el de los cuarenta va a por los cincuenta y el de los cincuenta va por los cien…. Y en el orden espiritual, todos deberíamos querer tener más, pero son pocos, los que tienen este anhelo de querer amar cada día más al Señor, aunque si los hay y algunos circulan a nuestro alrededor y no nos damos cuenta, porque los ojos de la cara solo sirven para ver joyas, vestidos, casas, coches, yates… etc., pero no ve el interior de las almas que es esta, una visión que solo está reservada al Señor, y algunas privilegiadas almas, con un nivel de vida espiritual tan alto, que tiene perfectamente limpios los ojos de su alma y ven donde los demás no vemos nada.
En el orden espiritual, también sucede lo mismo que en el orden material y es que el que comienza a degustar las mieles del amor al Señor, quiere avanzar más y más deprisa en el desarrollo de su vida espiritual. Generalmente, esto es más patente en los que son llamados a última hora, a trabajar en la viña del Señor, pues se siente la tremenda necesidad de aprovechar más y mejor el tiempo que nos resta y para recuperar el tiempo perdido.
Es patente, la tremenda diferencia que existe, entre las características de los bienes materiales y la de los espirituales. Veamos: En atención a su duración los materiales, son caducos y efímeros, tal como es el cuerpo al que alimentan y satisfacen. Ellos pueden ser lícitos e ilícitos, según que su uso y disfrute quebrante o no la Ley del Señor. En general son los ilícitos, los que más se demanda y se da el caso de que varios de carácter lícito el hombre por medio de un abuso de ellos los terminan convirtiendo en ilícitos, tal es el caso por ejemplo del vicio de la gula. La adquisición de los bienes materiales es siempre costosa, requieren siempre horas de trabajo y esfuerzos que son convertidas en dinero con el que adquirir los bienes materiales. Y no todo el mundo puede lograr adquirir lo que desea, pero lo que es peor, es que muchos ni siquiera logran adquirir el mínimo indispensable, para sobrevivir, cuando a otros les salen los bienes y el dinero por los ojos.
El mundo está dividido en países pobres y países, pero es que los pobres existen tanto en países ricos como en países pobres, lógicamente en los últimos hay muchos más. Lo que debe de ser la caridad fraterna, los políticos que desconocen al Señor, emplean un vocabulario eufemístico, para mitigar los efectos, que en todas las almas nobles producen estas realidades y así te hablan de solidaridad humana y nunca de Dios al que procuran marginar su nombre y cuando no les queda más remedio, se refieren a la madre naturaleza.
Al contrario de los bienes materiales, los bienes espirituales, son totalmente gratuitos, el Señor esta ansioso de poderlos donar, y tal es así, que en el orden espiritual, el que desea un bien, nada más pedirlo ya empieza a recibirlo. Pongamos por ejemplo la fe, que es un don de Dios, pues bien, el que la desea tener, de hecho ya ha comenzado a tenerla, será como una plantita pequeña, pero si persevera en su deseo, la plantita se le convertirá en un recio y gran árbol, que resistirá todos los embates de la climatología. En principio en el orden espiritual el que desea y persevera en su deseo adquiere el bien objeto de su deseo, dándole así con la puerta en sus narices al demonio.
Para ser rico en bienes espirituales no hace falta ser rico o pobre en bienes materiales, es más, el apego a las riquezas aunque no se tengan y más si se tienen es un verdadero obstáculo para llegar a ser rico en bienes espirituales. Otras de las grandes ventajas de la riqueza en bienes espirituales, es que cuando seamos llamados al más allá, las riquezas espirituales nos las llevamos consigo, mientras que las materiales, aquí abajo se quedarán, sean muchas o pocas.
Dice el Señor: “No alleguéis tesoros en la tierra donde la polilla y el orín los corroen y donde los ladrones horadan y roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín los corroen y donde los ladrones no horadan ni roban”. (Mt 6,19-20).
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. LA HUELLA DE DIOS. Isbn.- www.readontime.com/isbn=9788461164523
- Libro. MOSAICO ESPIRITUAL.- www.readontime.com/isbn=9788461220595
- Apreciar lo que tenemos. Glosa del 23-03-12
- Bienes materiales, bienes espirituales. Glosa del 09-07-12
- El temor al futuro, amarga la vida. Glosa del 10-09-10
- Atado y bien atado. Glosa del 12-04-12
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